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No siempre es fácil encontrar tu lugar en el mundo. A Williams, que no conoció a su padre hasta su madurez y creció sin ninguna referencia religiosa, le ha costado muchos años.
Pero su matrimonio, su paternidad y la Iglesia católica le han ayudado a tomar conciencia de su identidad y su misión.
El signo definitivo de este hallazgo que ha dado paz a su vida es el bautismo, sacramento que recibirá el próximo 15 de junio en Madrid.
“¿Quién soy en este mundo?”, recuerda que solía preguntarse. Y la respuesta fue afianzándose lentamente: “Soy el padre, el marido,… todo cobraba un sentido mucho más fuerte a través de la familia”.
Este belga afincado en Madrid con su mujer española y sus dos hijos repasa pausadamente para Aleteia su proceso de conversión.
“Mi madre no es católica, me crió sola, y en mi pequeña familia no había sitio para la religión, estaba totalmente ausente -explica Williams Deschamps-. Bélgica es un país que está muy alejado de la fe”.
Su familia le llevó a Dios
Pero hace ahora 24 años, conoció en Bruselas a quien hoy es su mujer y madre de sus dos hijos.
Católica practicante, fue mostrándole al Dios que es amor y hablándole de Jesús y sus enseñanzas.
El año 2008, decidieron casarse, por la iglesia. Al no estar bautizado, necesitó la autorización del arzobispado para formar un matrimonio mixto.
El sacerdote que les preparó para casarse le ayudó descubrir el sentido del sacramento del matrimonio y de la comunidad.
“Empezamos a ir a la iglesia, ya le veía sentido -relata- Y había una cosa muy clara: que queríamos hijos, y educarlos en la fe”.
Efectivamente, nacieron sus hijos, les bautizaron e incluso se mudaron a España el año 2016 buscando un entorno católico: colegios, parroquia,….
“Mi lugar”

“Cada domingo me veía en la iglesia con la sensación de que me estaba perdiendo algo al no estar bautizado -destaca-, y no estaba con mi familia, no les quería estar sin ellos ni sin Dios, no lo quería para el futuro”.
Así, hace dos años empezó el catecumenado con la certeza de que “tenía un sitio y no estaba en mi sitio”.
Williams aprendió muchos conceptos y cosas nuevas y su fe se fortaleció. “La catequesis me ayuda a centrarme, a comprender, a pensar y sentir”, asegura.
Además, mirando atrás con la perspectiva de la fe, fue reconociendo muchas señales en su vida.
“Ahora sé con certeza a dónde voy, pero en el día a día es muy difícil ser quien sabes que tienes que ser”, reconoce, refiriéndose a la lucha diaria contra sus defectos.
En su camino de entrada a la Iglesia católica, el retiro de Emaús que hizo la primavera pasada ocupa un lugar importante. Le permitió vivir momentos muy bonitos y descubrir la importancia de la comunidad.
“Los testimonios me ayudaron a ver el sentido de mis defectos y a afrontarlos con más tranquilidad”, señala, “salí mucho más sereno”.
Ahora, Williams va a misa todos los domingos, trata de vivir el perdón y en definitiva la vida cristiana.
“No estaba en mi sitio en la vida -concluye- y ya podré situarme en él, cerca de mi familia, y estaré con ellos para la eternidad”.


