El Viernes Santo la Iglesia realiza la celebración de la Adoración de la Cruz. Esta palabra puede causar confusión, porque sabemos que solo se adora a DiosCampaña de Cuaresma 2025
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Una de las celebraciones con mayor impacto en la Semana Santa es la Adoración de la Cruz, que se realiza después del medio día el Viernes Santo, día en que la Iglesia conmemora la muerte de Cristo en la Cruz con la que se han cumplido todas las profecías mesiánicas.
La celebración litúrgica se compone de de tres partes: Liturgia de la Palabra, Adoración de la Cruz y Comunión. Este día no se celebra la santa Misa. La Conferencia del Episcopado Español menciona que:
"El signo propio de hoy es la imagen del Crucificado, a quien en la acción litúrgica se venera de manera especial. Hoy no se celebra la eucaristía, pero comulgaremos con las formas consagradas ayer".
¿Adoración de la cruz?
Para algunos puede resultar confuso escuchar que "adoraremos" la cruz. San Pablo dice que es signo de locura, porque para sus contemporáneos se trataba de una muerte ignominiosa:
"El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden, pero para los que se salvan –para nosotros– es fuerza de Dios".
Es por esta razón que algunos en nuestros días denominan como "arma" al instrumento de nuestra salvación. Sin embargo entendamos qué sentido tiene la palabra "adoración" de acuerdo con la Enciclopedia Católica:
"En sentido estricto, es un acto de religión que se ofrece a Dios en reconocimiento de su suprema perfección y dominio, y de que todas las criaturas dependen de Él; en un sentido más amplio, la reverencia mostrada a cualquier persona u objeto que posee inherentemente o por asociación, un carácter sagrado o un alto grado de excelencia moral".
La Iglesia toma la segunda acepción para adorar la cruz: le mostramos reverencia porque es sagrada, ya que nuestro Divino Salvador quiso morir en ella para alcanzarlos la salvación, solo por amor a nosotros. Es la Víctima perfecta que se inmoló en el altar de la cruz.
Por eso, cuando participemos de la liturgia, acerquémonos reverentes y agradecidos a besar la cruz de nuestra Redención.