El sacerdote español Miguel Maura Montaner vivió heroicamente las virtudes cristianas, reconoció el Vaticano el martes 26 de febrero de 2025. Virtudes como la humildad, obediencia, paciencia, pobreza y sacrificio, que él aprendió y consolidó gracias a la Eucaristía.
La devoción a la Eucaristía fue esencial en la vida de Miguel. Le llevó incluso a fundar una congregación, las Hermanas Celadoras del Culto Eucarístico, hoy absorbida por las Hermanas del Santísimo Sacramento.
Miguel Maura se dedicó especialmente a la formación en el seminario de Mallorca y también a la evangelización a través de la escritura, la predicación y el acompañamiento espiritual.
“Sus dotes pedagógicas unidas a su humildad y a su labor pastoral a través de los artículos que publicaba serán sus obras más visibles”, declaró a Aleteia Alfonso Pérez- Maura, tataranieto del hermano más famoso de Miguel, el político Antonio Maura.
Pérez-Maura quiso destacar de Miguel “la renuncia de sí mismo, su humildad y su autoexigencia”.
Esta faceta se muestra en un pequeño museo con sus pertenencias en la calle Calatrava de Mallorca, en el que pueden verse cilicios y otros instrumentos con los que él ejercía la penitencia.
“Amad y padeced; ved ahí la vida de Jesús; ved ahí la vida de todos los santos”, llegó a escribir el sacerdote.
Inspirado por la Eucaristía
En su libro Armonías entra la vida temporal y la vida eucarística de Nuestro Señor, Miguel Maura destaca 5 lecciones que recibió de la Eucaristía:
“¡Allí se humilla y abate el que es la gloria de los ángeles!”
“¡Allí obedece a un simple mortal el que rige las estaciones y gobierna los elementos!”
“¡Allí permanece solitario el que ve postradas ante su solio a las jerarquías del
cielo!”“¡Allí vive pobre el que enriquece a las almas con tesoros imperecederos!”
“¡Allí se encierra en un pequeño copón, se estrecha en el círculo de una hostia el que, si se asoma a los cielos, con una mano hunde en el ocaso al astro del día y con la otra levanta en el oriente al astro nocturno!”
Entregado a Cristo
Miguel nació el año 1843 y fue el segundo de diez hermanos. Lo explica su biografía Fidelidad sacerdotal, escrita por la hermana celadora del culto eucarístico María Luisa Sánchez.
Entró muy pronto al seminario para ser sacerdote y desde bien joven evangelizaba a través de sus escritos.
Participó en una agrupación juvenil llamada Corte Angélica de San Luis Gonzaga, establecida en la iglesia de El Socorro de Mallorca.
En esa iglesia conoció a Margarita Bernard y Jordá, con la que impulsó sus fundaciones de culto eucarístico.
Miguel enseñó en el seminario, del que fue rector, y en una escuela nocturna para obreros. Mantuvo una intensa colaboración en varias revistas y fundó el periódico “El Áncora”.
Ya tenía fama de santo cuando murió en 1915. Su causa de canonización ha dado un paso adelante este 25 de febrero de 2025, para alegría de los que se encomiendan a él.
