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(VIDEO) Evangelio del día – 21 febrero 2025

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El padre Giovanni nos invita a preguntarnos sobre el verdadero motivo por el que seguimos a Jesús, y sobre el compromiso que conlleva seguirlo

En el Evangelio del día, Jesús nos habla sobre el compromiso que representa seguirlo. "Si alguno quiere venir en pos de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue su cruz y me siga."

Seguir a Jesús implica renunciar a uno mismo y vivir conforme a su ejemplo de vida, y eso, a su vez, nos lleva a tomar decisiones difíciles, como poner a Dios en el centro de nuestra vida.

En la reflexión que el padre Giovanni hace, nos comparte:

¿Estás dispuesto a seguir a Jesús de verdad?

Después de anunciar su pasión, Jesús no se dirige solo a sus discípulos, sino a toda la gente, y lanza una invitación radical:

"Si alguno quiere venir en pos de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue su cruz y me siga."

Esto es un reto. Seguir a Jesús no es solo creer en Él, sino estar dispuesto a vivir como Él.

Hoy muchos quieren un cristianismo cómodo, sin exigencias, sin sacrificios. Pero Jesús no busca admiradores, busca discípulos.

Renunciar a uno mismo no significa despreciarse, sino poner a Dios en el centro de nuestra vida.

Jesús no dice "soporta tu cruz" ni "resígnate", sino "cárgala y sígueme".

No es un sufrimiento pasivo, sino una decisión activa: aceptar la cruz con amor, con fe, sabiendo que nos une a Cristo.

Muchos quieren los milagros de Jesús, pero no su cruz. Quieren la gloria sin el sacrificio, el cielo sin la entrega.

Pero Jesús es claro:

"El que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará."

¿Vale la pena ganar el mundo y perder el alma?

Jesús nos deja una pregunta que golpea el corazón:

"¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?"

Puedes tener éxito, fama, dinero, pero si no tienes a Dios, ¿qué sentido tiene?

Jesús termina diciendo que algunos de los que están allí verán el Reino de Dios antes de morir.

¿Qué significa esto? Que el Reino no es solo una promesa futura, sino una realidad que comienza aquí y ahora para los que viven en Cristo.

El reto es claro: seguir a Jesús cuesta, pero vale la pena.

¿Estás dispuesto a cargar tu cruz y seguirlo de verdad?

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