En el Evangelio del día, Jesús nos invita a reflexionar sobre el verdadero significado de su presencia en nuestra vida. Muchas veces hemos oído hablar de Él, hemos leído sobre su vida, pero, ¿realmente creemos en lo que se dice sobre Jesús?
La pregunta "¿Quién es Jesús?" es común y a menudo escuchada, pero hoy nos desafía a profundizar en ella. Nos invita a reflexionar sobre el papel que Jesús ocupa en nuestra vida, qué pensamos verdaderamente sobre Él y qué creemos acerca de su mensaje. Esta reflexión nos lleva a cuestionarnos si nuestra comprensión de Jesús va más allá de lo que otros nos han dicho, y si realmente lo hemos aceptado en nuestro corazón.
En la reflexión que el padre Giovanni hace, nos comparte:
¿Quién es Jesús para ti?
En este evangelio, Jesús les hace a sus discípulos una pregunta que es clave para todos:
"¿Quién dice la gente que soy yo?"
Los discípulos responden con distintas opiniones: "Algunos dicen que eres Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los profetas."
Pero Jesús no se queda en lo que dice la multitud. Hace la pregunta más importante:
"Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?"
Pedro, sin dudar, responde:
"Tú eres el Mesías."
Jesús sabe que Pedro ha entendido algo crucial, pero su comprensión aún es incompleta.
Jesús comienza a explicar que ser el Mesías no significa poder y gloria humana, sino sufrimiento, rechazo y muerte.
Pedro, que acababa de hacer la confesión de fe más grande, ahora lo toma aparte y empieza a reprenderlo.
No puede aceptar que el Mesías tenga que sufrir. Quiere un Cristo sin cruz, un Salvador sin sacrificio.
Jesús, con firmeza, le responde:
"¡Apártate de mí, Satanás! Porque no piensas como Dios, sino como los hombres."
Esto nos enseña algo muy profundo: podemos reconocer a Jesús como el Hijo de Dios, pero aún no entender su camino.
Queremos que Dios nos ayude, pero sin dificultad. Queremos bendiciones, pero sin compromiso. Queremos un cristianismo fácil, sin cruz.
¿Quién es Jesús para ti?
Esta pregunta no es solo para Pedro. Es para cada uno de nosotros.
No basta con repetir lo que dicen otros. Tienes que responder desde el fondo de tu corazón.
Y más aún: ¿Estás dispuesto a aceptar a Jesús como Él es, o quieres acomodarlo a tu propia manera?
Seguir a Cristo significa aceptar su camino, aunque implique la cruz.
