El inicio del año civil significa una nueva oportunidad para recomenzar en muchos sentidos, y por lo general, en la noche vieja nos sentimos inspirados para hacer propósitos de año nuevo, con la plena convicción de que los cumpliremos al pie de la letra, si hacemos un buen plan para eso.
Y aunque todo lo anterior suene fabuloso, es casi es seguro que, para la cuestión espiritual, no tenemos ni un renglón, mucho menos un plan espiritual que vaya más allá de obtener logros.
Por si no tienes idea de por donde empezar, aquí te damos algunas ideas.
1Haz un examen general de conciencia
Para comenzar, es muy recomendable dar un repaso a nuestra vida desde que tenemos memoria hasta el día actual. Esto nos servirá para dos cosas: hacer una buena confesión y descubrir qué es lo que debemos modificar.
2Prepara un planificador
Lo que no tiene orden no acaba bien. Una agenda, pizarrón o calendario con espacios para anotar puede ser muy útil; ¡hasta una app en tu teléfono te pueden servir!
De lo que se trata es de apuntar las actividades que realizarás para cumplir tus objetivos.
Por ejemplo: después de mi examen general de conciencia (enero 1), agendar la confesión (enero 5). Esta actividad se puede agendar cada primer domingo de mes.
Otro ejemplo puede ser rezar el santo rosario todos los sábados. Entonces, anotarás el día y la hora en el planificador.
3Agenda días para evaluar
Evaluar los avances es un paso importantísimo para que haya un verdadero progreso. De este modo vigilarás tus pasos y tendrás la oportunidad de sincerarte para retomar el camino, si es que no has podido cumplir con tu objetivo.
4Escribe objetivos y metas alcanzables
En la vida organizacional, se trabaja por objetivos y se acomodan metas cada cierto tiempo, las que ayudarán a lograr el objetivo principal.
Por ejemplo: si te propones combatir algún defecto de tu carácter, vencer un pecado o abandonar un vicio, lo primero que debes anotar es: "En 2025 modificaré mis hábitos para vencer este pecado - vicio, defecto -". Ese es tu objetivo.
Después describe cómo lo harás. "Dejaré de ir a tal lugar al que iba estos días", y en su lugar, pondrás una actividad que supla tu antigua costumbre: "Iré a Misa", "haré una visita al Santísimo", "leeré un pasaje bíblico en familia"... la creatividad es tu límite.
Cada tres meses puedes apuntar una meta, por ejemplo: "Este día habré alcanzado el 25 % de mi objetivo. 5 p.m. Reunión con mi familia para dar gracias a Dios con una oración". Y así, escribirás hasta llegar al final del año.
5Pon todo tu empeño
Desde el comienzo, convéncete de poner todo lo que esté de tu parte para cambiar; nadie más que tú verás los beneficios, pero por añadidura, la situación familiar mejorará indiscutiblemente.
Porque si queremos que las cosas vayan bien, un simple cambio de actitud de nuestra parte aliviará la tensión de nuestro entorno. No podemos exigir a los demás lo que no estemos dispuestos a hacer nosotros.
Y al final, el empeño que pongamos para superar nuestra conducta será recompensada por Dios, porque todos nuestros actos serán bendecidos en abundancia. Que esa sea nuestra mayor motivación para el año que comienza.
Recuerda que estamos en un Año Jubilar en el que habrá muchas oportunidades para ganar la indulgencia plenaria con peregrinaciones y pasando por las puertas santas abiertas en todo el mundo.
¡Feliz Año Nuevo 2025!