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Más de 300 personas están viviendo en alguno de los Hogares Lázaro repartidos por 6 países.
Forman una gran familia que acoge a personas que habían vivido en la calle y comparte su tiempo, su riqueza y su pobreza.
Para el joven Bernabé Villalba, el gancho para irse a un piso de Madrid con personas que habían estado en situación de calle fue “compartir de una manera fraternal”. Allí comparte algo más que un techo con personas de distintas religiones y países, edades, estados de vida,… ¿Cómo logran vivir unidos?
El compañero de piso especial
“Lázaro sin la capilla, sin nuestro compañero de piso especial, sería cualquier piso”, responde en el capítulo de la serie Hagan lío dedicado a Hogares Lázaro.
Para otro de los compañeros de apartamento, Ramón Linares, “vivir solo es empobrecedor y vivir en comunidad enriquece”.
Este joven explica que escogió este piso solidario “para servir a Dios a través del prójimo; y tener esa mirada y esa noción te enriquece muchísimo y te hace feliz”.
“Todo lo que no se da se pierde -asegura-. Es una suerte, es una bendición estar aquí”.
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Un “win-win”
Nerea coincide con él al hablar de sus compañeros que habían vivido en la calle: “Me he sentido pobre, y a ellos les he visto ricos en otros aspectos como puede ser la alegría, la sencillez o la gratitud”.
El sacerdote Álvaro Cárdenas llevó a España esta iniciativa surgida en Francia el año 2006, convencido de que era un “win-win” donde todos ganan.
“Sentí que unía dos necesidades grandes: una emergencia social muy grande con todo lo que había de pobreza, de crisis económica, y por otro lado el vacío existencial de nuestros jóvenes, que es brutal”, explica.
“Esto lo necesitan los pobres pero sobre todo lo necesitan nuestros jóvenes -asegura-. ¿Quién les propone que salgan de su comodidad, de su vida burguesa, sin hacer nada por nadie, solo pensando en ellos, en su carrera, en su futuro, en su dinero…? ¡La juventud es el tiempo de las grandes decisiones!”
Realzar la dignidad
Cuando una persona vive en la calle, las personas que la ven -e incluso ella misma- pueden actuar como si hubiera perdido su dignidad. ¿Cómo realzarla?
“Creo que lo más importante es acogerla como es, no juzgarla, no reprocharla y ponerte a su servicio con afecto, con una verdadera amistad; eso le va ayudando a ella a darse cuenta de que es valiosa”, explica el padre Cárdenas.
Para el sacerdote, “esa falta de conciencia de su propio valor que tal vez ha perdido por las puertas que se le han cerrado, los golpes que ha recibido,… todo eso se va transformando en una toma de conciencia de la propia dignidad”.
“Porque el amor te dignifica -explica-, te recuerda que eres valioso y no por lo que haces, ni por lo inteligente que seas, ni por tus habilidades ni por tus éxitos en la vida, sino que eres valioso por ti mismo”.
“Y por eso cuando tú tratas de ser fiel a ese amor, y a esa entrega y a ese servicio, al final el otro se da cuenta de que su vida es importante para alguien”, afirma.
“Él sabe, porque lo experimenta todos los días, que su vida es preciosa, es valiosa - añade- porque se lo recuerdan continuamente”.
Hay sitio para ti
El nombre de los hogares proviene de una parábola evangélica en la que un rico no se compadece de un pobre llamado Lázaro.
Cuando los dos mueren, el pobre va al seno de Abraham, que está separado por un abismo del lugar de sufrimiento en el que acaba el rico.
“Este abismo es el que creamos cuando no acogemos a aquel que está a nuestro lado”, explica el padre Cárdenas, que puede ser cualquiera porque “todos somos pobres de amor”.
“Y hay pobres tan pobres que lo único que tienen es dinero, pero por dentro se mueren porque lo que hace feliz y digna la vida es el amor y a lo mejor no lo han tenido”, añade.
Uno de los jóvenes del piso compartido en Madrid destaca que en estas viviendas “te encuentras siempre con el perdón, la acogida, el abrazo”.
Y añade: “Hay sitio para ti en Lázaro simplemente por ser persona, por ser hijo de Dios”.