Hay muchas analogías en la Biblia, e incluso Jesús las utilizaba con frecuencia para ayudar a ilustrar una profunda verdad espiritual. Muchos de los santos siguieron el ejemplo de Jesús y utilizaron sus propias analogías con la esperanza de animar a los creyentes a su cargo. San Gregorio Nacianceno ofrece una analogía que puede ayudarnos a buscar la paz en medio de nuestra ansiedad.
Rocas frente a conchas
San Francisco de Sales relata la ilustración de san Gregorio en su Introducción a la vida devota:
"Todo en el mundo habla silenciosa pero claramente a los amantes de Dios de su amor, excitándoles a santos deseos, de donde brotan aspiraciones y gritos amorosos a Dios. San Gregorio Nacianceno cuenta a su rebaño, cómo, caminando por la orilla del mar, observaba cómo las olas arrastraban conchas y algas marinas, y toda clase de pequeñas sustancias que parecían ser rechazadas.
Gregorio Nacianceno cuenta a su rebaño cómo, paseando por la orilla del mar, observaba cómo las olas arrastraban conchas y algas marinas, y toda clase de pequeñas sustancias, que parecían, por así decirlo, rechazadas por el mar, hasta que una ola de regreso a menudo arrastraba parte de ellas de nuevo; mientras que las rocas permanecían firmes e inmóviles, sin que las olas golpearan contra ellas nunca con tanta fiereza".
A continuación, el santo explica el significado de esta imagen:
"Y luego el santo continuó reflexionando que los corazones débiles se dejan llevar de aquí para allá por las olas variables de la tristeza o del consuelo, según sea el caso, como las conchas en la orilla del mar, mientras que los de un molde más noble permanecen firmes e inamovibles en medio de cada tormenta; por lo que prorrumpe en el grito de David:
'Señor, sálvame, porque las aguas han pasado sobre mi alma; líbrame del gran abismo, todas tus olas y tempestades han pasado sobre mí'; porque él mismo estaba entonces en apuros a causa de la impía usurpación de su sede por Máximo".
La parábola de la casa construida en la arena
La analogía utilizada por san Gregorio recuerda la parábola de Jesús de la casa construida sobre arena.
En muchos sentidos, el mensaje es el mismo: plántate firmemente en la roca de Jesucristo.
Siempre que nos sintamos zarandeados por las olas de este mundo, debemos recordar que solo la roca de Jesucristo puede salvarnos de perecer.
San Gregorio también lo sabía, y por eso clamó: "Señor, sálvame, porque las aguas se precipitan sobre mi alma; líbrame del gran abismo".
Las tormentas de esta vida son inevitables, pero lo que sí podemos controlar es cómo reaccionamos ante ellas, sin dejarnos arrastrar como una concha marina hacia las tormentas aún mayores del mar.