¿Alguna vez has tenido dificultades para rezar en casa? Muchos de nosotros podemos intentar ponernos en espíritu de oración, pero inevitablemente nos sentimos vacíos o sin inspiración.
Un consejo útil que proviene de una variedad de santos es la práctica de usar nuestra imaginación durante la oración.
Normalmente pensamos en esto durante la Lectio Divina, pero también podemos utilizar nuestra creatividad simplemente para imaginar a Jesús a nuestro lado.
Jesús sentado a nuestro lado
San Francisco de Sales sugiere esta práctica en su Introducción a la vida devota, animando al lector a pensar en Jesús en la misma habitación que nosotros:
"Ejercita tu imaginación ordinaria, imaginándote al Salvador en Su Sagrada Humanidad, como si estuviera a tu lado, tal como solemos pensar en nuestros amigos, y nos imaginamos que los vemos o los oímos a nuestro lado".
Este tipo de oración puede ser muy poderosa y Dios puede utilizarla como una forma de hablarnos.
Podemos imaginarnos a Jesús sentado en el mismo sofá que nosotros y sentir espiritualmente el calor de su presencia.
Un abrazo divino
A veces incluso podemos sentir que Jesús nos abraza, pues Dios desea mostrarnos su cercanía.
San Francisco de Sales añade también que estar en presencia de la Eucaristía es una experiencia aún más poderosa, ya que Jesús está realmente allí, delante de nosotros:
Pero cuando está el Santísimo Sacramento del Altar, entonces esta Presencia ya no es imaginaria, sino realísima; y las sagradas especies no son sino como un velo tras el cual el Salvador Presente nos contempla y considera, aunque no podamos verle tal como es.
Si nunca has utilizado tu imaginación durante la oración, pruébalo la próxima vez que te sientes a rezar.