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Nuestro Señor Jesucristo dejó su Iglesia cimentada en Pedro, como nos narra el Evangelio de san Mateo:
Y yo te digo: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo».
Y antes de irse al Cielo, envió a sus discípulos a predicar el Evangelio y a bautizarlos:
"Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado" (Mt 28, 19-20).
Por eso, hagamos oración por ella, nuestra madre y maestra, a la que pertenecemos todos los bautizados.
Oración
Señor, ya que estás en mi corazón, escucha mi plegaria: Jesús mío, hazme bueno, obediente paciente, caritativo, limpio; dame la gracia de que triunfe de mis inclinaciones malas, la pereza, la ira, el orgullo, el desamor, la venganza y cuanto de malo sabes que hay en mí.
Dame salud de alma y cuerpo, buena voluntad para servirte, santa vida, buena muerte y la gloria del Cielo.
Con mis hermanos, haz que nos amemos mutuamente con verdadero amor, y, así como nos juntamos en una familia, únenos un día con nuestros padres en el Cielo.
Al Papa y a nuestros obispos, ilumínalos y dales acierto en la doctrina y en el gobierno de toda la Iglesia.
A los sacerdotes, religiosos, misioneros y catequistas santifícalos y dales paciencia y valor en las dificultades, y consuelo en sus trabajos.
A los niños, hazlos dóciles y obedientes a sus padres y maestros, y consérvales siempre tu santa gracia. A los jóvenes, hazlos fuertes y valerosos para que vivan en todas partes la fe.
A los pecadores, conviértelos y dales siempre tu misericordioso perdón. A los afligidos y solos, dales consuelo.
A los enfermos, dales salud si les conviene y conformidad en llevar su cruz.
A los que van a morir hoy, dales tu gracia y el perdón de sus pecados.
A las almas del Purgatorio, alívialas en sus penas y dales el descanso eterno con tu santa gloria. Amén.