"El contexto local es sumamente tenso", dice Guerra, y no obstante la Constitución de Nicaragua reconoce el derecho a la libertad de conciencia, de pensamiento y de profesar o no una religión y que nadie puede ser objeto de medidas coercitivas que puedan menoscabar estos derechos, diversos organismos de derechos "miran con preocupación el aumento de hostilidades, de represión y el constante hostigamiento contra los miembros de la Iglesia católica en el país".
Al recordar una homilía de san Óscar Romero, en la fiesta de Pentecostés del año 1978 en la catedral de San Salvador, frente a numerosos jóvenes que iban a recibir el sacramento de la confirmación, señaló: "Así como el desierto, tierra sin agua, no solamente es aridez de la naturaleza, así también en los corazones se muere la vida cuando hay cobardía, cuando no hay valentía de defender esta fe de martirio que Cristo va a entregarles en esta noche".
Según Guerra, "Romero no buscaba que los jóvenes realizaran imprudencias en un escenario altamente volátil. A donde apuntaba su mirada era a confiar que el Espíritu que baja en Pentecostés pueda suscitar una nueva presencia creativa y propositiva, un nuevo testimonio laical, que afirme sin temor la novedad cristiana, siempre humanizadora y liberadora de todos por igual".
Y terminaba su artículo diciendo que, con todas las diferencias del caso, esto es lo que se requiere en Nicaragua. "Una nueva creatividad ante un contexto que parece cerrado. Una nueva creatividad que hay que pedir al cielo, con los pies en el suelo y las manos en el arado".
Quitar telarañas de encima
Por su parte, el cardenal Leopoldo José Brenes, arzobispo de Managua, durante la homilía en la Solemnidad de Pentecostés, recogiendo las ideas expresadas por san Romero, aprovechó la ocasión para invitar a vivir la esperanza que trae la venida del Espíritu Santo frente situaciones adversas como las que se están viviendo en Nicaragua y en la Iglesia católica de ese país, hostigada por la dictadura de Daniel Ortega.
"Ante situaciones difíciles que estamos viviendo a nivel personal, a nivel de familia, a nivel de nuestros barrios, de nuestro país y a nivel del mundo, una vez más el Señor va a hacer; no tengan miedo, porque el Espíritu Santo los va a acompañar". Más adelante, Brenes recordó que el Espíritu "vino sobre aquellos hombres miedosos, con signos muy sencillos, viento fuerte, aquella llama de fuego, que venían sobre ellos y les quita el miedo, los transforma totalmente".
En la lógica de no enfrentar al poder, sino, como apuntaba Guerra en su artículo, buscar caminos de creatividad, el cardenal Brenes invitó a los fieles de toda Nicaragua a remover aquellas telarañas y obstáculos que llevamos "dentro de nuestro de templo personal" para que "el Espíritu habite plenamente en nosotros, nos conduzca y nos dejemos conducir".
Luego, el purpurado "recomendó" no dejarse llevar por los impulsos, porque "a veces ante un momento nosotros reaccionamos, y a veces lo que hacemos es ‘meter las extremidades’, porque no vamos a responder con el corazón, sino que vamos a responder con el hígado, con violencia, con choque, con confrontación y el Espíritu no es confrontación, el Espíritu Santo lleva a unidad".
Finalmente, el cardenal Brenes subrayó: "Si el mundo está dividido, si la Iglesia se polariza, si el corazón se fragmenta, no perdamos tiempo criticando a los demás y enojándonos con nosotros mismos, sino oremos, invoquemos al Espíritu Santo, él es capaz de solucionar todas estas cosas".