A menudo, se dice que Juan el Bautista prepara el camino para Jesús como el Mesías. Pero hay algo mucho más importante.
Jesús dice:
"Vayan a contar a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio".
¿Eres Tú el que esperamos?
San Juan el Bautista pidió confirmación de que Jesús era el que había de venir.
La respuesta de Jesús parece desconcertante, pero para los judíos devotos de hoy, la respuesta fue clara.
Jesús da una lista de cosas que son hechas por sus manos: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de la lepra. Todas estas cosas son mencionadas en el Antiguo Testamento como una señal de la venida del Mesías.
Una misión única
Juan estaba bien familiarizado con las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento.
Jesús comenzó a hablar a la multitud acerca de Juan: "¿Por qué salisteis entonces? ¿Veis un profeta? Sí, les digo, incluso más que un profeta...
Las personas que escuchan a Jesús saben que Juan está en prisión. Probablemente muchos dudan de que Juan el Bautista fuera realmente un profeta por voluntad de Dios, ya que tal desgracia le sobrevino. Si hubiera sido un profeta, Dios lo habría salvado milagrosamente.
Comentando, Jesús dice claramente: Juan es más que un profeta. Su función es especial.
…Él es de quien está escrito: "He aquí, envío mi mensajero delante de vosotros para prepararos el camino".
Jesús es Dios
Hablando de Juan, Jesús se refiere directamente a las palabras del profeta Malaquías sobre el mensajero que ha de "preparar el camino a Dios" (Mal 3,1). Compara la misión de Juan con la profecía del regreso de Elías. Juan el Bautista es el Elías profetizado.
Juan prepara el camino para Jesús como el Mesías. Pero no sólo eso. La profecía de Malaquías se refiere a Yahweh – Dios mismo. El Elías anunciado ha de preparar el camino al mismo Dios. Jesús es el Mesías y Jesús es Dios. Este es el mensaje más importante de este pasaje evangélico.
También hoy en mi vida
A veces somos testigos o partícipes de experiencias difíciles que no comprendemos. Como Juan, pidamos a Jesús que nos ayude a mirarlos a la luz de la fe y reconocer los signos de su presencia en nuestra vida.