“Oren mucho por mí. Espero que Dios me ayude a conseguir la libertad”, es el más reciente mensaje enviado por la religiosa Gloria Cecilia Narváez Argoti a su familia, en una carta escrita de su puño y letra, divulgada por la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN).
La carta fue escrita el pasado 3 de febrero y llegó a su familia en el mes de mayo, por intermedio de la Cruz Roja Internacional. Su hermano Édgar Narváez la hizo pública y fue recibida con esperanza, porque se trata de una prueba de supervivencia de la religiosa.
La hermana Gloria Cecilia, oriunda de la ciudad de Pasto (Colombia), pertenece a la Congregación de Franciscanas de María Inmaculada. Fue secuestrada el 7 de febrero de 2017 en la parroquia de Karangazo, cerca de Koutiala, a unos 400 kilómetros de Bamako, la capital de Mali.
En enero de 2018 se conoció un video en el que la religiosa pide la intervención del papa Francisco y un segundo video fue enviado a finales de 2018. Las imágenes la muestran asistiendo a la rehén francesa Sophie Pétronin, liberada a finales del año pasado junto al sacerdote italiano Pier Luigi Maccalli, al político opositor maliense Soumaila Cissé y al italiano Nicola Chiacchio. En ese momento aumentó en Colombia la esperanza de que Gloria Cecilia también recobrara la libertad.
Edgar Narváez informó que, por la información que le suministró la Cruz Roja, su hermana se encuentra bien aunque la liberación de la francesa Pétronin la afectó, porque forjaron una buena amistad durante los años de cautiverio juntas. “Poco a poco, se recuperó mentalmente y ahora está bien –dijo Édgar Narváez en su entrevista con ACN–. Está acabada físicamente, muy delgada, su rostro está curtido por el sol, por el clima de la región de Mali, pero gracias a Dios está sana. Es muy fuerte”.
“Yo estoy cuatro años secuestrada y ahora estoy en un nuevo grupo”, escribió en su reciente misiva. Se sabe que la trasladaron a un lugar más remoto y ahora está con el GSIM (Groupe de soutien à l'islam et aux musulmans) o Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes, que se conoce como una alianza yihadista del Sahel, vinculada a Al Qaeda.
Sobre las gestiones por su liberación, su hermano informó que la misión internacional que había llegado a África en el mes de marzo, debió salir de allí abruptamente en junio pasado, a pesar de que la intención era que finalizara en agosto. El grupo era liderado por Colombia y apoyado por Francia, Italia, España, el Vaticano y la Cruz Roja Internacional.
Édgar Narváez se había pronunciado al respecto en una entrevista con el periódico El Tiempo, de Colombia. En esa ocasión se manifestó indignado y pidió explicaciones por la inesperada interrupción de la misión de rescate y en su reciente pronunciamiento ante ACN comentó que la suspensión obedeció al “recrudecimiento de la situación después del golpe de Estado en Mali”.
Hoy se sabe que la hermana Gloria Cecilia continúa con vida y aumentan las oraciones por su liberación por parte de su familia, amigos y, especialmente de su comunidad. La Congregación de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, aunque por momentos triste, no pierde la fe, como lo dijo hace algunos meses a Aleteia la hermana Carmen Isabel Valencia, quien dirige la Provincia Nuestra Señora de la Merced:
“Día y noche hemos permanecido ante Jesús Sacramentado, expuesto en el Santuario Eucarístico de Maridíaz, en una súplica constante hasta arrancarle el milagro. Diariamente se celebran santas misas por esta intención, rosarios, sacrificios y ayunos”.
Al momento del secuestro, esta misionera en todo el sentido de la palabra, se encontraba con tres hermanas de la congregación: Sofía, Clara y Adélaïde Yameogo. Los secuestradores pretendían llevarse a Sofía, pero ella se ofreció por ser la mayor y la responsable del grupo.
Precisamente la hermana Adélaïde contó a Aleteia su gran admiración por Gloria Cecilia y la entregada labor que realizaba, explicó que uno de sus frentes de trabajo era la promoción de la mujer: lideraba tareas de alfabetización en las veredas, su objetivo era que todas mujeres tuvieran la oportunidad de ir a la escuela y las impulsaba a que aprendieran costura y con microcréditos pudieran abrir su propio negocio.
También se ocupaba de los ninos del orfelinato, jugaba con ellos, alimentaba a los recién nacidos y acompañaba a los pequeños enfermos. Adicionalmente formó el grupo de monaguillos para acolitar al padre.
“Es fraterna, alegre, entregada y muy orante. Es ahí seguramente que recuperaba fuerzas y ciertamente esta misma fuerza la acompaña en la prueba del secuestro. Una experiencia dolorosa, una mártir de nuestro siglo. Rogamos a Dios nos conceda un día la gracia del regreso“, concluyó.
“Reciban mis saludos fraternales. Que el buen Dios los bendiga y les dé salud. Yo estoy cuatro años secuestrada y ahora estoy en un nuevo grupo.
Oren mucho por mí. Que Dios los bendiga. Espero que Dios me ayude a conseguir la libertad. Fraternalmente, Gloria”.