Hoy, hace 7 años, recordamos el día de los cuatro papas. En 2013, el Papa Francisco nombró Papa emérito a Benedicto XVI, tras su renuncia en el cargo. Un año después, Francisco canonizaba en Roma -y por tanto los católicos están obligados a honrar su memoria- a los beatos y pontífices Juan Pablo II y Juan XXIII.
Por ello no podemos dejar de comentar, aunque fuese por encima, la película más interesante sobre Juan XXIII (‘Juan XXIII. El Papa de la Paz’, Giorgio Capitani, 2002) y una de las películas que más me han gustado -entre tantas otras tan difíciles de apartar- sobre la vida de Juan Pablo II. Me refiero a la miniserie italiana ‘Karol’ (Giacomo Battiato, 2005).
Por su lado, ‘Juan XXIII. El Papa de la Paz’ traza el recorrido por la vida de Angelo Roncalli, después conocido como “el Papa bueno”, desde su nacimiento e infancia en un pueblo del norte de Italia hasta su muerte en 1963, después de un breve pero intenso pontificado que había empezado en 1958. Refleja sus aportes a la renovación de la Iglesia católica, en especial con la convocatoria del Concilio Vaticano II.
Con el cuidado habitual con que nos tiene acostumbrados la RAI, Giorgio Capitani realiza un magnífico trabajo en una de las pocas hagiografías fílmicas sobre Juan XXIII, además de ‘El santo Padre Juan XXIII’, Ricky Tognazzi, 2003), tanto en su ambientación, puesta en escena y dirección de actores. Sobresale la interpretación del entonces septuagenario actor que da vida al Papa, Edward Asner, al que el imaginario colectivo recordará su excepcional trabajo de periodista en la serie de los años setenta, ‘Lou Grant’.
Al mismo nivel interpretativo se encuentran los actores Claude Rich (Cardenal Ottaviani) o Massimo Ghini (Angelo Roncalli de joven). A ello se une un buen guión, con una trama clara y concisa, que acentúa el carácter del Papa bueno y los fracasos de aquellos miembros del colegio cardenalicio que quisieron orientar su pontificado, entre otros asuntos. En días como hoy, vale la pena recordar al nuevo santo con una historia fílmica como ésta.
En cuanto a ‘Karol’, recordamos que en abril de 2005 se estrenó en el Canale 5 de la televisión italiana y luego en todo el mundo. Dividida en dos partes cuenta, primero (‘El hombre que se convirtió en Papa’), la vida de Juan Pablo II desde la invasión nazi en Wadowice durante la II Guerra Mundial, hasta su elección como Romano Pontífice el 16 de octubre de 1978 a los 58 años de edad y, después ‘Karol II. El Papa, el hombre’, su historia más dura e íntima hasta su muerte en 2005.
Nos hallamos ante una interesantísima película que muestra con sabiduría e inteligencia los aspectos históricos que contribuyeron a forjar la personalidad de Juan Pablo II. En ese sentido para mucha gente puede resultar novedoso ver a un Papa que no es producto de sacristías e inciensos, sino que ha crecido siendo parte activa de los acontecimientos más terribles del siglo XX. Un Papa que sabe lo que es la vida del obrero, lo que es la persecución, lo que son las dictaduras, lo que es la violencia. Que ve cómo poco a poco se va quedando solo. Éste es el aspecto más emocionante y pedagógico del filme.
Sin embargo, están menos desarrollados los aspectos de la vida de fe de Wojtyla, su vocación, su conciencia de hombre orante, y que se echan de menos. En el recorrido que realiza la cinta comprobamos cómo siente la vocación sacerdotal, para acompañarle a continuación en los años duros del comunismo, cuando era acosado por los espías del régimen, asistimos a su ordenación episcopal y a su relación con el cardenal Stefan Wyszinski, así como le encontramos apoyando a los obreros en Nova Huta. Con una interpretación sobresaliente de todo el reparto y una puesta en escena muy realista, la película insiste en la debacle nazi y en el problema sobre el comunismo.
Estructuralmente, podemos decir que durante la primera hora y media se ponen de relieve los aspectos más duros para el joven Karol, mientras que la última parte desarrolla sus vivencias como profesor, obispo y cardenal. Entre los episodios más representativos, encontramos la iniciativa de Wojtyla de pedir perdón por los pecados de la Iglesia, las dos intervenciones en el Concilio Vaticano II -apoyadas estéticamente con imágenes de archivo- y las votaciones en el cónclave que lo conduciría a ser proclamado Sucesor de Pedro.
Inventadas o no, resultan deslumbrantes las secuencias que llevan al proceso de conversión del espía que le sigue los pasos. También, el milagro conocido sobre la mujer de un amigo, al que le habían detectado un cáncer de pulmón, plegaria por la que el futuro Juan Pablo II rezó al padre Pío.
Existen sobradas muestras de la simpatía del protagonista, hasta la desarrollada en el cónclave cuando mira los zapatos del resto de cardenales, cuando dice misa sobre una canoa boca abajo, o cuando el gran Wyszinski, examina su vestimenta tras el nombramiento como obispo.
Por su parte, ‘Karol II. El Papa, el hombre’, se adentra en el drama que convirtió a Juan Pablo II en el Papa más importante de la historia moderna cuyo papel fue clave para preservar la paz en los distintos acontecimientos sociales que lo acompañaron, como la caída del comunismo o los incipientes conflictos en Medio Oriente.
A pesar del atentado que intentó silenciarlo, siempre mostró su entereza y su increíble capacidad para pedir perdón. ‘Karol II’ es, además, un fiel testimonio de la voluntad de un hombre en su lucha por la convivencia entre las distintas religiones del mundo, en combatir la causa de los desamparados y en permanecer valerosamente al frente de la Iglesia, a pesar de las enfermedades que mermaron su salud en los últimos años de su vida.
Y así, un largo etcétera de anécdotas y de frutos sabrosos de un filme con un guión impecable y una realización soberbia, donde el cineasta Battiato mira a los personajes de manera muy íntima. La misma forma con la que Wojtyla nos ha mirado siempre.
‘Testimonio’, otra historia magnífica sobre Juan Pablo II, narrada por el cardenal Stanislaw Dziwisz, me parece también muy propia traerla ahora a la palestra a modo de homenaje, así como ‘Wojtyla. La investigación’ (José María Zavala, 2020) y ‘Juan Pablo II y la revolución de la libertad’ (David Naglieri, 2017).
¿Tú sabes ya qué película de estos dos nuevos santos vas a ver primero?