separateurCreated with Sketch.

Margarita Rutan, una monja guillotinada durante la Revolución Francesa

MARGARITA RUTAN
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Sandra Ferrer - publicado el 07/08/20
whatsappfacebooktwitter-xemailnative

Hija de la Caridad, murió por no querer renunciar a su fe

La Revolución Francesa fue uno de los acontecimientos más importantes de la historia. Una revolución que terminó con la época conocida como Antiguo Régimen e inició una nueva era. Durante aquella época convulsa, muchas personas perdieron la vida luchando por sus ideales. También por causa de su fe.

Una de las luchas que se iniciaron durante la revolución fue una intensa campaña por secularizar el estado, decisión que supuso la desaparición de muchos conventos y la muerte de miles de religiosos y religiosas.

Una de aquellas mujeres, considerada mártir de la fe, fue la hermana de la congregación de las Hijas de la Caridad de san Vicente de Paúl, Margarita Rutan. Hacía nacido el 23 de abril de 1736 en la ciudad francesa de Metz. Margarita fue la octava de quince hermanos.

Su familia, de profunda fe cristiana, ofreció a su extensa prole una formación piadosa. Margarita aprendió los rudimentos de las matemáticas y del dibujo lineal de la mano de su padre, Charles Gaspard Rutan, maestro tallador de piedra y arquitecto al que durante un tiempo ayudó llevando las cuentas y en su labor diaria.

Cuando tenía veintiún años, Margarita comunicó a su familia la decisión de convertirse en religiosa de la congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Después de iniciar su noviciado en la casa madre de París, durante años, vivió en distintas ciudades, formándose y prestando sus servicios a la comunidad hasta que en 1779 llegó a la localidad de Dax donde, tras ser nombrada Madre Superiora, se volcó en la creación de un hospital y una escuela y centro de acogida para niñas desamparadas.

Durante diez años, la hermana Margarita Rutan se entregó con intensidad a mil y una labores sociales y de asistencia a los más necesitados, mientras crecía en su corazón una fe inquebrantable que pronto demostraría de la manera más trágica posible.

Cuando en 1789 Francia se sumergía en una convulsa revolución que socavó los cimientos de la sociedad tradicional, las órdenes religiosas se situaron en el punto de mira de los dirigentes revolucionarios.

Muchos conventos fueron cerrados y muchos curas y monjas expulsados del que había sido durante siglos su hogar. Pero los años más duros llegarían con la conocida como época de El Terror, cuando los dirigentes revolucionarios más radicales ejecutaron a todos aquellos que no defendían en cuerpo y alma las ideas revolucionarias.

En 1792, el convento de la hermana Margarita fue uno de los muchos que se situaron en el punto de mira. Las hermanas de la congregación fueron acusadas sin fundamento de haber cometido robo. Al año siguiente, la hermana Margarita fue encarcelada un día antes de Navidad, acusándola de trabajar para la causa contrarrevolucionaria y ayudar a los realistas a huir.

A lo largo de casi cuatro meses de encierro, la hermana Margarita se refugió en la oración para sobrevivir. El 9 de abril de 1794, tras un juicio rápido y sin ninguna garantía para la acusada, fue condenada a morir guillotinada.

La hermana Margarita Rutan subió al patíbulo con excepcional serenidad y una dignidad que sorprendió a los que allí se congregaron para verla morir. Solamente alzó la voz cuando el verdugo se dispuso a descubrirle el cuello. “Detente, ¡nunca me ha tocado un hombre!” Por su propio pie, se situó bajo la hoja de la guillotina y murió mientras rezaba.

Muchas personas lloraron su muerte. Incluso los miembros del Directorio, lamentarían un año después de su ejecución que esta no había sido justa, pues fue “sacrificada de una forma inhumana por motivos cuya prueba está todavía por adquirir”.

Considerada mártir de la fe por la Iglesia Católica, su proceso de beatificación se inició a principios del siglo XX. La hermana Margarita Rutan fue beatificada por el Cardenal Angel Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, en nombre del Papa Benedicto XVI, el 19 de junio de 2011.

El pontífice recordó en un escrito que la hermana Margarita Rutan había sido “condenada a muerte por su fe católica y la fidelidad a la Iglesia”, convirtiéndose en “testimonio luminoso del amor de Cristo por los pobres”.

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.