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El amor visto por los niños

CHILD THINKING
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Claire de Campeau - Aleteia Francés - publicado el 17/10/18
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¿Qué es el amor? Aleteia ha planteado esta pregunta a un centenar de niños de entre 2 y 12 años. Aquí tenéis sus respuestas, llenas de ternura, de humor, de poesía, pero también de fe, de reflexión y de lucidezBasta con consultar cualquier diccionario –desde el DRAE al María Moliner– para constatar la dificultosa tarea de definir la palabra “amor”.

Nos ha parecido inspirador pedir a varios niños que nos definan lo que para ellos es el amor. Su mirada particular nos ayudará a reflexionar sobre uno de los aspectos más importantes de la vida. Como resultado la macro definición infantil del “amor” que encontraréis a continuación.

Amorsustantivo masculino

El amor es difícil de definir… Pero es útil, precioso. El amor es muy grande. Permite crear una familia, hijos, buenos momentos entre amigos. O quererse uno mismo, para empezar. El amor está en la ternura, también en los corazones, en los besos, en la alegría y en las risas.

No hay amor si no se demuestra. Hay que ser amable, no hablar mal, ayudar a los demás y ser fiel. El amor está en los demás, en mi relación con el otro.

El amor es Dios, está en Dios. El amor está en mí, en ellos, en Dios. El amor está por todas partes.

El amor, a veces… es complicado

Aunque el amor nos parece a todos una experiencia agradable, a veces es difícil de explicar y de describir. A algunos niños les cuesta mucho hacerlo… Alix nos responde que el amor “no es nada”, Clotilde “no sabe”, a Amicie la pregunta le resulta “complicada… Lo pienso durante la noche y te digo. Si no, se lo preguntamos a papá esta noche”.

Para Arnaud, el amor es “el fútbol”…, pero cuidado con las tarjetas rojas. Las pequeñas Colombe y Albane ven el amor en “una galleta” y “un vaso” respectivamente. Forzando hábilmente la metáfora, podríamos encontrar el pan y el vino… Sus respuestas no han dejado de sorprendernos.

Como en el caso de Yrieux, de 2 años y medio, que nos asegura con aplomo que “¡El amor es el elefante!”. Cuando su madre le pregunta que por qué, la pequeña responde: “Porque no es el rinoceronte”.

Hermosa muestra del amor, un sentimiento tan poderoso, tan puro, que no puede explicarse: por todos conocido pero indefinible al mismo tiempo, omnipresente pero inasible, la búsqueda de toda una vida para muchos de nosotros. ¿Y si el elefante estuviera ahí, tan cerca, pero oculto por los rinocerontes? Después de todo, como bien explica Charles que ya ha alcanzado los 10 años, “el amor, eso es casi un milagro”.

El amor, la mar de útil

Según nuestros especialistas de pantalón corto, el amor –buena noticia– resultaría ser la mar de útil en el día a día. Desde sus experimentados 4 años, Mathilde ya parece haber recibido bastante, porque nos explica que el amor “sirve para crecer bien”.

Victoire, de 3 años, coincide, se trata de “ser feliz”, a lo que Marguerite de 2 años apostilla: “Está muy bien”. Titouan, de 4 años y medio, consigue convencernos: “¡Nos elegimos para vivir juntos muchas cosas!”.

Colombe tiene una hermosa expresión para transmitir la efusión de amor que puede invadirnos, incluso cuando se tiene 8 años: “El amor es cuando el corazón desborda alegría”.

Côme, de 11 años, ya ha entendido que el amor “sirve para vivir con sentimientos” y que “sin amor, no se puede vivir”.

El amor, necesidad incondicional del ser humano, los niños lo definen con sencillez. Para James, no cabe ninguna duda, el amor es comparable a “un medicamento”. Una linda manera de expresar la dulzura, el poder y los beneficios del amor para en medio de nuestras vidas de pecadores.

El amor de los demás

Para muchos niños, el amor son las demás personas. “Es cuando amamos… pero no a uno mismo, sino a otra persona”, sostiene Ombeline, 8 años.

Para Thibault, “es tener a alguien en el corazón” y para Inès, 8 años, “es amar a alguien, que te parezca guapo y sentirlo en el fondo de tu corazón”.

Sixte insiste en que el amor es universal, “es amar a los demás, sin rechazar a nadie”. El amor familiar es el primer y principal modelo para una mayoría de los niños. “Es Papá, ¡Thibault, cariño mío!’”,  añade, mirando de reojo a su madre, de la que se burla cariñosamente.

Aunque para muchos, como Thaïs, 6 años, es “¡mamá y papá!”, que representan el primer modelo de amor. Para el pequeño Lodoïs, 3 años, el amor incluye a todos los miembros de la familia: “soy yo, Mamá, el bebé en la barriga, Joséphine y Papá”.

La hija de Angélique ha comprendido que el amor no está limitado al círculo familiar e intuye en el amor un espacio inmenso: “Es grande… muy, muy grande… porque quiero a mi papá, a mi mamá, a mi hermana, a mi hermano, a toda mi familia… a toda mi familia de verdad, a mis amigos, a mis amigas y a mi maestra”.

“Es la gente a la que quieres ver todo el tiempo”, “Es tener niños, una mujer, tener compañía”, resumen Gemma, de 4 años y medio, y Guillaume, de 7.

El amor conyugal –y el matrimonio en particular– constituye un ejemplo muy poderoso de amor para los niños. “El amor significa casarse”, nos responde Tiphaine, de 4 años. Gabriel, de 5 años y medio, se suma a ella: “Es cuando alguien se casa con alguien y lo cuida para siempre”. Jeanne, de 7 años, sintetiza lo que ha entendido sobre las etapas del amor: “Es cuando dos personas se aman mucho. En los enamorados ves que hay amor”.

Cuando una mamá y un papá se conocen, se quieren mucho y se casan y luego… también somos tú y yo. Toda nuestra familia”. El amor conyugal deriva simplemente del amor de dos personas: “Cuando dos se conocen y se llevan bien, entonces es el matrimonio”, razonan Victoire y Léopold. El amor parental conquista a Isabelle, de 8 años, para quien el amor se traduce en “el nacimiento de un bebé… eh, bueno, y una madre lo quiere con todo su corazón”.

El amor de los demás no se acaba después de la muerte, subraya maravillosamente Charlotte, de 9 años: “el amor es nuestra familia: ¡nosotros seis, la familia de papá, la familia de mamá, nuestros familiares que ya han muerto, María, Jesús, Dios y los Ángeles!”. El amor, atención, no se limita al amor de y hacia los demás, sino que comienza por el amor a uno mismo; todos los pequeños de 2 años encuestados han insistido mucho en este sentido: para ellos, el amor es “¡Yo!”. Más difícil todavía es la posición que defiende Romane, de 8 años, porque para ella el amor “es ser amable con los demás incluso si es alguien malo… y perdonar”.

Amar al prójimo… sin excepciones, sin condiciones. 

El amor tierno

La ternura y los gestos físicos de afecto no los olvidan los niños de ninguna edad. Para Caroline “es cuando se dan besos” o “cuando doy un abrazo grande”, ilustra Dauphine con sus padres.

“El amor es hacer gestos de cariño, ser amable y entenderse”, añade la hija de Marie-Astrid. Philomène resume la fuerza del amor físico en estas palabras: “es…es… el amor es algo que… mmm… que hace los niños, que les quiere…”. Justine concluye: “¡Es cuando se hacen los bebés y todo eso!”.

El amor se vive, se demuestra, se da

Aunque el amor se expresa y se ofrece a través de besos, los niños no se dejan engañar y saben que se manifiesta de mil y una maneras en la vida cotidiana y que la ternura corporal no es el único vehículo del amor.

El amor es dar sin llevar la cuenta. “Damos todo el amor que tenemos en el corazón a las personas, entonces están contentas”, asegura Solange, de 4 años. Para Aymeric y la pequeña Betshsabée, de 2 años y medio: “es cuando haces regalos” y para Auxence, de 5, “cuando haces sorpresas”. Floscel insiste: “agradar a los demás, sorprenderlos, el amor es darlo todo y tener voluntad”. Foucauld confirma que se trata de “abandonarse a la voluntad del otro”.

Léon, de 6 años, va todavía más lejos y nos dice que “el amor es cuando mueres por alguien”. Bella imagen del don más absoluto que Cristo ofreció, a toda la humanidad, en su cruz.

El amor es también el tiempo compartido. Si para Alix “es el tiempo con mamá”, para Paul se trata de “hacer cosas con los amigos”. “Por ejemplo, es tú y papá cuando reís”, explica Laure-Thuriane.

El amor está presente en la bondad, en la atención puesta en el prójimo. “Es cuando eres bueno”, según Ombeline, de 4 años. “Es hacer siempre lo que mamá dice”, continúa Gabriel, de 6 años. “No gritar”, confirma Jeanne, de 3 años. Para Yrieix, de 5 años, amor es sinónimo de “la confianza”.

El amor es divino

Ambroise, de 5 años, percibe en Dios el modelo más perfecto del amor: “El amor es cuando eres muy amable. Cuando me dices te quiero, significa que eres buena conmigo. Como Jesús, que es el más bueno. Y el amor es cuando vamos a resucitar en el Cielo”.

Philippine, de 5 años, exclama espontáneamente que “el amor… ¡es Dios!”. Arthur, de 10 años, define con más precisión el amor como “un sentimiento íntimo que viene directamente del Padre”. Cyriaque, más joven, siente el amor en “Jesús que viene en la Hostia y cuando cantamos en la Misa también”, y para Faustina es “el corazón de Jesús”. Alais, de 6 años, extiende el amor a Dios, pero también a la comunión universal: “El amor es Dios y es cuando rezamos por todo el mundo”.

El amor, en todas sus complejidades y manifestaciones, no es ningún misterio para nuestros más jóvenes y, cuando leemos estas palabras infantiles, constatamos que no se necesita madurez para considerarlo, comprenderlo y captarlo en su profundidad más absoluta.

Los niños perciben el amor con toda su inocencia pero también con toda su lucidez y, quizás, esta relectura del amor nos ayude a redescubrir la percepción tan pura y clara que teníamos antes de entrar en los tormentos de la edad adulta.

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