“Derecho a decidir no solo es abortar; también es derecho a querer dar a tu hijo una familia adoptiva, y de eso debería hablarse más”, dice Kelly Clemente“Supe que me había quedado embarazada cuando tenía 18 años. Acababa de finalizar el primer semestre del curso. Yo era entonces la típica chica americana”, dice Kelly Clemente.
En su familia tenían una hermanita adoptiva y ella era voluntaria en un centro de atención a jóvenes que habían sido mamás en la adolescencia. Preparaba cestas para ellas, pero pensaba que nunca sería como ellas: “Yo las voy a ayudar, pero nunca seré como ellas”, se decía. De repente, todo cambió.
Se encontró embarazada y habló con el padre de la criatura, que no quiso saber nada de la situación.
La comprensión de sus padres
Decidió explicarlo a sus padres. Creía que iban a enfadarse, pero en ellos encontró una enorme comprensión.
“Aún así, la situación era muy dura, porque yo no podía ofrecerle un padre a ese bebé, ni unos hermanos durante al menos un tiempo”. Entonces, siguiendo el ejemplo de sus padres, pensó en dar a su hijo en adopción.
Kelly acudió con sus padres a un centro de ayuda cristiano llamado Bethany. Allí le pusieron en contacto con varias parejas, y una de ellas enseguida le pareció a ella y a sus padres que era la que reunía las condiciones para acoger a su bebé.
Kelly sabe que su situación no es nada frecuente ni es fácil, pero asegura que ha querido dar testimonio de ello porque cree que se habla mucho de la opción del aborto y del derecho a escoger: “Escoger es también decidir que no vas a abortar a tu hijo y lo vas a dar en adopción”, explica.
Ella está muy a favor de las mujeres que llevan adelante el embarazo y siguen como madres singles. “Pero en mi caso creí que lo mejor era dar mi hijo en adopción”, dice.
20.000 casos anuales
En Estados Unidos, cada año se dan cerca de 20.000 casos como el de Kelly. Conocer que existe esta posibilidad tal vez salvaría muchas vidas de bebés que son abortados porque las madres se ven presionadas a hacerlo como si no hubiera otra alternativa.
El testimonio de Kelly es valiente. Tuvo momentos de oscuridad, momentos en que quiso sentarse en la carretera y deseó que un automóvil pasara y la atropellara. También momentos en que personas de su entorno la desestabilizaron diciéndole: “Si no abortas, te perderé el respeto”. Pero también ocasiones en que entró en un capilla, rezó y sintió la ayuda de Dios.
Su hijo tiene 10 años y es consciente, dice Kelly, de que ella es su mamá de nacimiento y que sus papás son los padres adoptivos. Para Kelly, es un orgullo vivir viendo cómo crece el niño y es feliz.
Aquí pueden ver el testimonio de Kelly en inglés: