Una invitación a disfrutar la ropa de manera diferente.
Ya para una mujer con sus cinco sentidos es difícil escoger un atuendo, ahora imagínense para una persona que no pueda ver… Cómo combinar los colores, el tiempo que tarda en conseguir un accesorio y ni hablar de esas blusas que a veces, ni viendo, una logra descifrar cómo se coloca.
Son varios diseñadores alrededor del mundo quienes han decidido entonces tomar el sistema de lectura y escritura braille para crear piezas que permitan darle autonomía a las personas ciegas a la hora de vestirse.
Tal es el caso de la diseñadora lituana Rugilė Gumuliauskaitė, quien realiza sus patrones en relieve para que sus clientes puedan darse una idea de cómo es el diseño de la pieza antes de probársela. Asimismo, aunque trata de utilizar colores básicos que van muy bien entre sí, ha aprendido a explicarlos a través de las emociones y los otros sentidos -por ejemplo, el verde es como se siente la grama o las hojas-, ofreciendo una experiencia completa a sus compradores invidentes en su pequeña boutique.
Otro caso es el de la diseñadora uruguaya residenciada en argentina, María Sol Ungar, quien comenzó a diseñar ropa para personas ciegas o de visión reducida como su proyecto de tesis, ya que le pedían resolver una problemática a través de la vestimenta. Su propósito inicial era hacer ropa para personas de movilidad reducida, pero por cuestiones de costo, lo cambió por personas con problemas de visión o ceguera.
Su marca se llama Sónar y surgió de la identificación de las personas ciegas con la eco-localización, que es el método utilizado por los murciélagos para volar y encontrar comida en la oscuridad a través del sonido. “Sónar propone prendas con diseño de autor, prendas urbanas que tienen un diseño morfológico y la información necesaria para que las personas ciegas puedan acceder a las tiendas o vestirse en sus casas sin el asesoramiento de personas videntes”, aseguró Ungar al diario argentino Río Negro en 2013, aclarando que no sólo utiliza el sistema braille sino también los relieves, bordados y las texturas para dar tanto información de la pieza como hasta de su cuidado y cómo se debe lavar.
Otro caso es la marca Two Blind Brothers, que está conformada por dos hermanos estadounidenses, Brad y Bryan Manning, que fueron diagnosticados con la enfermedad de Stargardt siendo niños (un padecimiento que hace que la persona vaya perdiendo su visión progresivamente) y un buen día decidieron convertirse en diseñadores de moda para crear t-shirts para hombres y mujeres con su condición. Su enfoque está en la suavidad de las piezas (son muy casuales pero con materiales de lujo) y en la etiqueta colocan información en braille. Además, lo más interesante es que el 70% de sus empleados son ciegos y todo lo recaudado sirve para financiar una serie de ensayos clínicos y de investigación médica sobre la ceguera.
Sin duda, estos tres casos nos invitan a reflexionar sobre la manera tan básica en la que a veces nosotros, con nuestros cinco sentidos, percibimos la moda. No se trata únicamente de lo que vemos, sino también de lo que sentimos al tacto o lo que oímos al rozar una tela. Nuestra indumentaria puede transmitir emociones de muchas formas y nosotras también así percibirlas.
Además, es interesante como estos diseñadores, dentro de sus diferencias, tienen algo en común: no se trata de hacer ropa para discapacitados, sino de inclusión y de reconocer que cualquier persona tiene derecho a utilizar su vestimenta como lenguaje.