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Rescataron el Sagrario en medio de las inundaciones y ocurrió un Prodigio inesperado en Panamá. (Un testimonio bellísimo)

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Claudio de Castro - publicado el 12/11/20

A 505 kilómetros de Panamá, se encuentra Bambito. Hay allí una pequeña iglesia, con un hermoso sagrario. Es un lugar campestre, rodeado de montañas y manantiales naturales,  ideal para ir con la familia y pasear, conectarse con la naturaleza y comer fresas y todo tipo de deliciosos postres al gusto. Tiene un clima espectacular, hace frío. El aire es puro. Hay cultivos en las laderas de las montañas. Producen vegetales y crían truchas en ríos de aguas cristalinas, puras y frescas.

Nunca imaginé que 30 años después presenciaríamos lo que considero un prodigio, un milagro patente de Jesús en el sagrario de la iglesia católica de Bambito, en Panamá. Un don que se nos da, para recordarnos que Jesús, el prisionero de amor, está VIVO, en todos los sagrarios del mundo. Y desde allí vela por nosotros y nos da las gracias que necesitamos para continuar y no desfallecer.

En 1991 estaba recién casado, mis hijos pequeños.  Por un amigo supe de un proyecto extraordinario. Un grupo de jóvenes entre 14, 15, 16 y 17, muchachos sencillos, humildes , de las tierras altas de cultivo en Panamá, se unieron con un fin en común. Decidieron construir una capilla donde habitara el Santísimo y pudieran los sacerdotes ir a celebrar misa.  Me preguntaba: “¿Cómo era esto posible?”

Cuando llegaron las vacaciones del verano viajé con mi esposa y mis hijos a Bambito para pasar unos días de reposo, y conocerlos y ver su iglesia. Tenía un número telefónico. Tan pronto llegué, luego de un largo viaje, los contacté y accedieron reunirse conmigo en la noche, en su capilla y contarme su historia extraordinaria.

“Queremos que aquí se ore, se celebre la santa Misa, que las personas puedan venir y adorar a Jesús Sacramentado”, me dijeron.

Antes de sentarnos a conversar, hicimos un rato de oración. Pasamos cuatro horas reunidos aquella noche en su bellísima capilla, mientras absorto los escuchaba y me mostraban fotos y me contaban llenos de entusiasmo, su increíble historia. Estaba atónito. Apenas me lo creía. Tenían un amor tan grande por Jesús y querían honrarlo con sus manos  y sus trabajos.

Cada día, después de sus labores agrícolas, bajo el inclemente sol, apoyando a sus familias, a pesar del cansancio,  se reunían 3 y 4 horas, para trabajar en su capilla. Mezclaban cemento, colocaban varillas, pegaban bloques, y al terminar, hacían un rato largo de oración devota, para agradecer a Dios su presencia en medio de ellos, que los fortalecía para no rendirse a pesar de las muchas dificultades.

Consiguieron donaciones, hicieron rifas, buscaron todos recursos hasta que dos años después la terminaron. La primera misa en aquella capilla de Bambito se llenó de pobladores sorprendidos, felices y admirados ante la tenacidad y el trabajo de estos muchachos. Y Jesús Sacramentado se hizo presente en medio de ellos.

Transcurrió el tiempo y perdimos contacto. Esta semana ha ocurrido una tragedia en varios países centroamericanos con el paso del huracán Eta. En las tierras altas, donde está la capilla, por las lluvias intermitentes se desbordaron los ríos, hubo deslizamientos de tierra, casas arrasadas,  17 muertos y más de 50 personas desaparecidas. Vi una foto de la capilla, con escombros, lodo, rocas enormes y troncos de árboles, que se llevaron las paredes y parte de la estructura y pensé en esos jóvenes ya crecidos. “¿Qué habrá sido de ellos?”, me pregunté.

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Capilla-catolica-en-Bambito-Panama.jpg

Y justo hoy me envían un vídeo de una de las personas que ha rescatado el sagrario de la iglesia en las graves inundaciones y lo entrega a un sacerdote para su custodia.

¡Qué maravilla! Existen grandes enamorados de Jesús Sacramentado. Saben que está VIVO, presente en el sagrario. Y van y lo rescatan. No lo dejan solo, abandonado.

Cuando dijeron el nombre de uno de los rescatistas lo reconocí. Tenía unos 17 años en ese entonces y fue él quien liderizó la construcción de aquella capilla con sus amigos. Y quien abrió la puerta del sagrario, en presencia de un sacerdote y de vecinos, quienes admirados contemplaron el prodigio.

Te comparto un video del momento en que abrieron el sagrario rescatado del lodo y la devastación.

Aquí quedo por hoy, amable lector. Mañana culmino esta historia, con un video bellísimo. He pasado un buen rato conversando  con mi amigo David Samudio, uno de los rescatistas del sagrario, quien me contó todos los detalles que estoy por narrarte.

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