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El perfeccionismo es un rasgo de personalidad que se caracteriza por la tendencia a establecer estándares excesivamente altos para uno mismo y para los demás, buscando la perfección en todas las áreas de la vida. Este impulso de lograr la excelencia puede originarse en un deseo de superación, estableciendo una autoexigencia que se convierte en un gran obstáculo para la salud mental y el rendimiento.
¿De dónde surge el perfeccionismo?
Las personas perfeccionistas suelen ser muy autocríticas, temen al fracaso y, a menudo, experimentan ansiedad y estrés debido a la presión constante por cumplir con expectativas inalcanzables. Si bien el perfeccionismo puede tener aspectos positivos, como la motivación para alcanzar metas elevadas, sus efectos negativos pueden afectar sus relaciones personales, así como la salud mental y la productividad.
Por ello, es necesario entender el perfeccionismo y encontrar un punto de equilibrio para lograr tus metas, sin perjudicarte; de lo contrario, esto afectará tu capacidad para disfrutar del proceso y del día a día.
El bucle del perfeccionismo
En nuestra sociedad es bien visto trabajar y excederse, ser una persona multitasking -hacer muchas cosas a la vez-. Estas actitudes llevan al perfeccionismo y a sobresaturarnos, impidiéndonos vivir una vida sana, cayendo en el bucle de la constante insatisfacción.
¿Qué hacer para dejar de ser tan duro contigo mismo?
La respuesta está en la autocompasión, la cual nos invita a cuidarnos y a tratarnos con respeto y amor.
A veces nosotros mismos somos los más críticos y duros con nosotros, lo que quiere decir que no tenemos compasión por nosotros y aplicamos una especie de “autobullying”; nos hablamos mal, criticamos nuestros defectos y nos fastidiamos cuando nos equivocamos.
Por esta razón te presentamos algunas maneras sencillas para practicar la autocompasión.
1Trátate como tratarías a tu mejor amigo
Este primer paso es esencial. La próxima vez que quieras autoevaluarte, imagina que eres un buen amigo. ¿Cómo le dirías las cosas, qué destacarías de ello?
2Analiza de dónde vienen tus presiones
Siempre es bueno detenerse unos minutos y comprender el origen de nuestras preocupaciones. Piensa: ¿qué o quién te hace sentir presión y por qué? ¿En qué áreas de tu vida sientes más presión por ser perfecto?
3Válida tus cualidades
Válida tus virtudes, tus esfuerzos diarios, que aunque parezcan pequeños, van formándose en la suma de muchos pequeños logros, hasta alcanzar la meta.
4Piensa y proponte un objetivo hoy
Finalmente, piensa en qué acción puedes llevar a cabo hoy mismo, sin dejarlo para mañana o poner excusas. Recuerda que no tiene que ser una acción gigante para ser válida, puedes empezar con hablarte más amablemente y agradecer a Dios por lo que tienes.