¿Eres muy activo en la profesión y en tu actividad social? La oración no está reñida con la acción.¿Eres de los que pediría que los días fueran de 30 horas? ¿Estás siempre inmerso en actividad, en el trabajo y en las relaciones sociales? ¿Te zambulles, desde que te levantas hasta que te acuestas, en una montaña de acciones parecidas a las de “Fast & Furious”? Todo eso es fabuloso. Sin embargo…
Hay quien ve en ese huracán de actividades una dificultad para dejar espacio a Dios. Y nos da infinita pena no estar más cerca de Él, ¿verdad?
En el día a día, los whatsapps, el vínculo contínuo a internet, el trabajo, la familia y las relaciones sociales… puede parecer que todo eso es bueno y nos apasiona pero no nos permite acordarnos de Dios. ¿Eso es así realmente o se puede vivir de un modo cristiano en medio de la acción?
Con esta velocidad de vértigo en la que estamos sumergidos, uno solo se acuerda de Dios quizá cuando va a acostarse y se encuentra a solas consigo mismo. O el día en que le llega la noticia de que ha muerto un familiar. O cuando se acerca la Navidad y alguien comenta en la radio que hay un “sentido profundo”.
Un tuit de Jesús
Para los multitareas, los que andamos con la agenda apretada, Jesús propone en el Evangelio un consejo muy breve: es un tuit. El tuit de Jesús dice así:
“Una sola es necesaria” (una sola cosa es necesaria).
Marta, María y Lázaro eran tres hermanos amigos de Jesús. Muy pero que muy amigos. Se tenían absoluta confianza, se querían. En uno de los encuentros que Jesús tiene con las hermanas, en su casa, Marta está contenta de tener a Jesús ahí (la cristiana activa, que se mueve y que trabaja) y va preparando las cosas, seguramente una comida con lo mejor que puede preparar, porque Jesús va a comer con ellos. Imagínate a Marta yendo a buscar agua al pozo, haciendo fuego, preparando las verduras…
Marta, por su parte, se queda escuchando a Jesús, que habla. No sabemos cuál era el tema de conversación, pero lo que sí dice el Evangelio es que ella “se sentó a los pies de Señor”. Un gesto de acercamiento y de disposición a estar pendiente de lo que diga Él. Es una actitud pasiva, porque recibe las palabras de Jesucristo, pero al mismo tiempo activa, por eso dice el Evangelio que estaba “escuchando”, no solo oyéndole como quien atiende a un invitado solo por cortesía. Le escuchaba.
Ahí, en Marta y en María, estamos los multitareas: Marta la que trabaja y María la que hace oración.
Marta está convencida de que su trabajo es imprescindible, y lo es: alguien tiene que hacer que la casa esté a punto y que se prepare la comida, por supuesto. Y Jesús, ¿cómo no va a ser consciente de eso?
Pero Jesús quiere dejarnos claro que el trabajo -los miles de tareas diarias- es importante, pero no exclusivo.
Recuerda el tuit: “Una sola (cosa) es necesaria”.
Cuando Marta se queja -porque al final, el que solo se dedica a trabajar explota y se queja-, es el “burnout de Marta: “Vino a Él y le preguntó: ‘Señor, ¿no te importa que mi hermana me ha dejado para hacer todo el trabajo yo sola? Dile que me ayude'”. ¡Está harta!
El Señor pronuncia entonces uno de los reproches más tiernos del Evangelio. Comienza con un “Marta, Marta”. La llama por su nombre y dos veces. Porque la quiere. Porque conoce el corazón de Marta mejor que ella misma y quiere hacerle notar que Él no solo le habla a un nombre sino a la mujer completa, también a su alma.
“Marta, Marta, tú te afanas y te acongojas distraída en muchísimas cosas; y a la verdad que una sola es necesaria”. Y ahí va la explicación: “María ha escogido la mejor parte”. La parte de María es la contemplación.
En nuestra vida, Jesús quiere que trabajemos con la mirada puesta en Dios, que nuestro trabajo se sume a la Redención. Así se vive como Marta y María y no hay quiebras.
Jesús no nos pide abandonar las tareas -apasionantes- del trabajo, de la familia, del deporte, de la actividad económica, social, política… Nos pide que lo vivamos todo unido a “la mejor parte”, que es la contemplación. Eso es la presencia de Dios, el trabajo vivido con coherencia.
Es trabajar ofreciendo a Dios nuestro trabajo, es ir a la misa porque le dedicamos ese tiempo a agradecer el sacramento de la Eucaristía, es hacer un parón de oración a diario, es mirar a los demás como los miraría Jesús, es rezar en el autobús o en el coche, es querer a mi familia como Jesús quiere…
Ser multitasking y cristiano es compatible. No es ir como loco por la vida de modo irreflexivo. Es ser Marta y María, siempre unidos a Jesús. Su consejo es un tuit para recordar cada vez que veamos que la acción nos acelera y nos invade: “Solo una es necesaria”.
*El pasaje de Marta y María se encuentra en el Evangelio de san Lucas 11, 38-42.
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