Se trata de un edificio monumental (67 metros hasta la punta de sus torres) construido sobre la superficie del lago sobre el cual se levantó la gran Tenochtitlán y luego la capital del virreinato novohispano.
Se comenzó a construir en el siglo XVI (en 1573) y fue hasta 1813 cuando concluyeron los trabajos que, en 240 años, conjugaron todos los estilos arquitectónicos de la colonia española: gótico, barroco, churrigueresco y neoclásico.
Temblores y suelo blando
Los continuos temblores que sufre la Ciudad de México, el deterioro de los años y el blando suelo sobre el que está construida la Catedral, dedicada a la Asunción de la Santísima Virgen María de los Cielos, hacen necesarias obras de restauración.
En el transcurso de la última de las obras de restauración (fruto amargo del temblor del 19 de septiembre de 2017) los trabajadores encontraron encerrado en las paredes del edificio un tesoro oculto.
Este hallazgo ocurrió durante el pasado mes de diciembre y no fue sino hasta últimas fechas que se ha dado a conocer el contenido de las 23 cajas de plomo que habían sido depositadas en las paredes de la Catedral.
Santos protectores
La primera de todas las cajas de plomo quedó al descubierto cuando se desprendió una de las baldosas de barro de la cúpula principal de la Catedral Metropolitana.
Al seguir el rastro, los restauradores encontraron otras 22 cajas similares. En el interior de la primera pequeña caja de plomo, se encontraba una pintura que representaba un pasaje de la Biblia y estaba pintada en colores sobre pergamino.
Arturo Balandros, director de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura federal dijo que "En la hipótesis de los investigadores y de los teólogos de Catedral, estas cajas contienen imágenes de los santos protectores que tienden un manto al conjunto catedralicio de nuestra ciudad".
De hace dos o tres siglos
No ha habido todavía una respuesta sobre quién y por qué las puso en los pequeños nichos rectangulares que se encuentran en la linternilla de la Catedral, se estima que fueron colocados como protección del templo entre los siglos XVII y XVIII.
Casi todas las cajas tienen inscripciones en latín y aluden a santos o al mismo Jesucristo. En su interior se encontraron pinturas, cruces de madera y palma, o fragmentos de medallones de barro y cera.
Tras el análisis y la protección de las cajas encontradas, regresarán estos días a su posición original en la linternilla de la cúpula central de la Catedral, para que sigan resguardando el edificio más importante del catolicismo en México, y a los mexicanos.