María Cristina Santacruz de Cuvi, más conocida como «Titi de la Misericordia», conoce bien cerca la realidad del sistema penitenciario de Guayaquil. En las últimas horas se volvió a transformar en noticia luego de incidentes en un pabellón de la Penitenciaría del Litoral, una de las cárceles más violentas del país.
En medio de una ola de violencia que vive Ecuador, que en los últimos días ha tenido más de 18 atentados –varios con explosivos- y que ha derivado en la declaración de estado de excepción, medios locales como La Hora informaron que los enfrentamientos en la cárcel de Guayaquil volvieron a dejar dos presos muertos y varios militares heridos.
Como trasfondo, el enfrentamiento entre bandas criminales y la protesta por el traslado de más de 1.000 internos desde la Penitenciaría Litoral a otras cárceles de Ecuador.
«En vigilia permanente»
Poco antes de estos nuevos enfrentamientos que tienen en vilo y oración a Ecuador, «Titi» ofreció algunas declaraciones a Aleteia en nombre del equipo coordinador de la pastoral penitenciaria de la Arquidiócesis de Guayaquil sobre lo que se ha estado viviendo en estas horas.
«Hemos pasado en vigilia permanente las últimas 48 horas con todo el equipo de misioneros voluntarios de la pastoral que incluye obispos, sacerdotes y laicos, así como un equipo que le llamamos ministerio permanente de intercesión del Santuario de la Asociación de la Divina Misericordia», comentó «Titi» a Aleteia.
Es en esos centros penitenciarios donde, en medio de tanto dolor, hay espacio para el acompañamiento y la oración junto a los privados de libertad.
Al ser consultada sobre cómo afrontar desde la fe esta dura situación que se vive en las Ecuador con las cárceles como protagonistas en medio de la fuerte ola de violencia, «Titi» respondió lo siguiente:
«Un cristiano se siente comprometido, decidido. Siempre me preguntan si no tenemos miedo de estar adentro, intramuros. Y nuestra respuesta es que preferimos morirnos adentro como héroes o heroínas secretas que quedarnos afuera con pecados de omisión».
El trabajo de los agentes en las cárceles
«Muchas veces, en estas crisis, no podemos salvar los cuerpos, pero sí nos dedicamos a la liberación de almas cautivas y les ayudamos a salvarlas. Cuando hay emergencia y crisis -y no podemos estar adentro- estamos orando con ellos», agregó.
El equipo vinculado a la pastoral penitenciaria de la Arquidiócesis de Guayaquil trabaja dentro de siete centros de privación de libertad. En esos sitios, donde hay una unidad de reinserción social, se trabaja de lunes a viernes en doble jornada.
«Tenemos un templo grande con sagrario, una capilla con sagrario y en total 9 capillas dentro de los recintos penitenciarios», comentó «Titi», quien recordó que la acción en esos sitios pasa por la transformación y la reformación.
Los agentes de la pastoral penitenciaria de Guayaquil provienen de distintas parroquias, movimientos, asociaciones, fundaciones de laicos autorizados en las diócesis que trabajan de manera coordinada para ejecutar los distintos programas vinculados a valores, principios y fe.
«Nosotros hacemos viva la palabra y llevamos la buena nueva del Evangelio desde el lenguaje del amor», prosiguió «Titi»
Junto a toda la comunidad carcelaria
«Trabajamos en la integridad de la familia carcelaria penitenciaria tanto adentro de pabellones como fuera con los familiares de los presos para poder dar esa línea de amor fraterno», dijo «Titi», quien comentó que se trabaja de manera complementaria al Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y Adolescentes Infractores (SNAI).
Por ejemplo, los agentes pastorales colaboran con vestimenta a presos que no tienen ayuda familiar, también de medicina o tratamientos crónicos, entre otros.
«Al ser humano se lo trata como Jesús nos trató a nosotros, con dulzura, con amor, con delicadeza, con presencia», agregó «Titi».
«Titi» también expresó que los agentes han estado en contacto permanente con los reclusos, incluso con quienes murieron en las masacres de 2021. En ese sentido recordó que un día después de una potente oración con 129 reclusos donde pudieron establecer un vínculo con la Virgen María a través del rezo del rosario, unos 87 fallecieron.
Luego de ese episodio, una de las tantas masacres carcelarias de los últimos tiempos en Ecuador, los agentes han permanecido al lado de cada uno de sus familiares. También con acciones fueras de las cárceles dirigidas a sus hijos a través de la educación y formación en la fe, entre otros aspectos.
«La presencia de la Iglesia es del corazón del Cristo vivo abrazando, sanando heridas. Y También la Policía se cobija en ese amor misericordioso, lo mismo que los agentes de seguridad penitenciaria y los funcionarios que también sufren. Ahí hay miedo por falta de fe. No solamente son los internos, es la integralidad de la comunidad carcelaria», culminó «Titi».