Aleteia logoAleteia logoAleteia
jueves 02 mayo |
San José, obrero
Aleteia logo
Espiritualidad
separateurCreated with Sketch.

¿Has recibido la llamada de Jesús “sígueme”?

kobieta samotnie modli się w kościele

Josh Applegate | Unsplash | CC0

Carlos Padilla Esteban - publicado el 28/06/22 - actualizado el 06/07/23

¿A quién estoy dispuesto a seguir? ¿En qué tengo que cambiar cuando me llama? ¿Qué cadenas tengo que dejar caer? ¿Hacia dónde tengo que ir?

La vocación para seguir a Jesús en todo implica dejar muchas cosas atrás.La vocación de Jesús es para vivir sólo para Él. Y esa llamada es algo que sucede sin que uno lo espere. Irrumpe la pregunta y el corazón tiembla:

– Sígueme.

En el Evangelio Jesús se dirige a uno de los jóvenes que seguramente escuchaban su voz y querían seguir sus pasos. Uno de esos muchos discípulos que lo seguían mientras Él iba de camino.

Porque Jesús no estaba quieto en un solo lugar. Quería llegar a todos los corazones. Iba recorriendo una senda.

No sabía quizás siquiera dónde iba a reclinar su cabeza esa noche. Su palabra retumba en mis oídos, en mi alma:

Sígueme.

¿Qué significa para mí esa llamada?

Y si me quedo donde me encuentro, haciendo lo que me gusta, allí donde me siento en casa, ¿no lo estoy siguiendo?

Y si sigo en mi vida como hasta ahora, haciendo el bien, sembrando esperanza, ¿no estoy haciendo caso a su voz que me grita? Depende.

Necesito discernir en el Espíritu, saber lo que me pide a mí en concreto.

WEB3 WOMAN SMELLING ROSEMARY GARDEN HAT ELDERLY Shutterstock
Te puede interesar:¿Qué es el discernimiento?

Cada uno en su corazón sabe si esa llamada es para él o para otros. Y tendrá que ver qué le está pidiendo a él de forma particular. Dios llama a cada uno por su nombre.

Junto a esa invitación pongo mi nombre. Y entonces cobra fuerza ese Sígueme.

La vocación ilumina la vida

Hay en la vocación una llamada salvaje. Un grito que rompe el silencio. Un fuego que ilumina las oscuridades del alma.

Hay una luz que irrumpe en las tinieblas. Y una soledad que se vuelve compañía. Hay una esperanza dibujada en los labios que gritan.

¿A quién estoy dispuesto a seguir? ¿En qué tengo que cambiar cuando me llama? ¿Qué cadenas tengo que dejar caer? ¿Hacia dónde tengo que ir?

Jesús no llama a todos a dejar lo que viven y cambiar su vida. Sólo a algunos.

A la mayoría los llama a vivir en su vocación personal, allí donde ya se encuentran, pero en plenitud. Y siendo fieles a la voz de Dios en sus almas, regalando alegría en su camino personal.

Pero a algunos les pide que lo dejen todo y sigan sólo al que tenga palabras de vida eterna. Sólo al que tenga respuestas y me diga qué he de hacer con mi vida, con mi vocación. Una llamada escrita en el corazón de Dios.

THINK
Te puede interesar:¿Tengo vocación?

Todos invitados a la libertad y el amor

¿Qué sentido tiene seguir sus pasos? Seguirlo a Él me lleva a caminar en la verdad, en mi verdad.

En la Biblia el apóstol me habla de la verdadera vocación:

“Hermanos, su vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche la carne; al contrario, sean esclavos unos de otros por amor. Porque toda la Ley se concentra en esta frase: Amarás al prójimo como a ti mismo”.

La vocación que sí es para todos es la llamada a vivir en la libertad, en el amor. Es una llamada a vivir en el amor de Dios que es el único que le da sentido a mi vida.

La renuncia necesaria

¿Entre todos mis amores soy capaz de elegir a Dios? No lo sé, el alma tiembla, me pongo inseguro si Dios llega a ponerme en esa encrucijada.

¿Renunciar a lo que amo por amor? Parece una paradoja.

Dios quiere que reine el amor en mi vida. Y al mismo tiempo desea que elija el camino que me completa, que me hace mejor persona, que me levanta por encima de mi mediocridad.

Porque la llamada es una vocación a algo más grande de lo que ahora poseo. Un cambio radical de paradigmas.

Un comenzar de cero rompiendo con aquello que me ata y quizás no me hace bien aunque no lo sepa, o no lo entienda.

El papa Francisco en medio de la pandemia me recordaba lo importante:

“Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos. también nosotros descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino sólo juntos. El tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es, de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás”.

Amar cada vez más

La llamada de Jesús es una invitación a vivir en la verdad con mis hermanos. No importa cuál sea la llamada y lo que implique para cada uno.

La voz de Dios resuena en el corazón de cada persona. Y allí se decide lo que uno cree que Dios le pide.

Pero lo central, no lo quiero olvidar, será amar siempre más. Da igual que sea aquí o en otra parte.

Lo fundamental será que ame hasta el extremo, sin importarme los miedos y las consecuencias.

Vivir en plenitud junto a Jesús allí donde me quiera llevar, sin guardarme, sin cuidarme tanto.

Sin miedo

Habrá decisiones equivocadas. No quiero tener miedo a avanzar y dar pasos en la dirección que creo la correcta.

Seguir sus pasos supondrá dar saltos en el abismo y confiar que Jesús va a estar allí también para seguir caminando a mi lado.

La llamada es una invitación a dejar todo lo que me atrapa en la oscuridad y permitir que entre la luz en mi vida.

Vencer en una vida en la que me dejo llevar sin tomar decisiones. No significa dejar lo que amo necesariamente.

En muchas ocasiones lo que quiere Jesús es que viva plenamente lo que ya vivo, lo que ya amo, con un sentido más claro, con una libertad más absoluta, con una fe más honda y verdadera, sin miedo.

Jesús me acompaña siempre

Me gusta la escena del Evangelio en el que Jesús sólo me pide que lo deje todo por Él. Puede que tenga que dejar lo que ahora hago. O puede que no, depende de lo que Él quiera.

El arte de discernir en el Espíritu es un misterio. No está claro nunca todo lo que tengo que elegir en cada momento. No sé muy bien cuál es el siguiente paso que dar.

Puedo afirmar con rotundidad que es en esa dirección, al mismo tiempo que estoy temblando de miedo porque me asaltan las dudas.

Sólo tengo la certeza de que Jesús no se bajará nunca de mi barca. Puede que otros lo hagan y se vayan lejos de mi rumbo, pero Jesús no.

Tags:
esperanzajesucristolibertadvocacion
Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.

ES_NEW.gif
Oración del día
Hoy celebramos a...




Top 10
Ver más
Newsletter
Recibe gratis Aleteia.