Un patinete, un rompecabezas en 3D, una camiseta del club de fútbol de la Juve y una bicicleta: esos fueron los deseos navideños de Mattia Piccoli, quien recibió el premio honorífico Alfiere della Repubblica (alférez de la República) de manos del presidente italiano Sergio Mattarella en diciembre de 2021. Estos deseos, tan propios de un niño de su edad, los reveló en una entrevista concedida al diario italiano La Repubblica con motivo de recibir el honor presidencial, además de responder a otras preguntas más desafiantes e inusuales para un niño de 12 años.
Mattia, que es de Concordia Sagittario (un pequeño pueblo al noreste de Venecia), recibió este gran reconocimiento por la ayuda constante, diaria y alegre que brinda a su padre, quien se ve afectado por el inicio temprano (y en consecuencia aún más difícil) enfermedad de alzhéimer.
Ayuda a su papá a recordar las acciones más simples, como lavarse y vestirse. Lo consuela cuando ya no sabe dónde está y quiénes son las personas que lo rodean, y lo ayuda a guiarlo durante el día.
Lo cuida como si fuera el padre de su propio padre.
Un hijo llamado a una gran tarea
Fue este tierno intercambio de roles lo que conmovió al Papa y, con él, a los miles de jóvenes reunidos en la Plaza de San Pedro a principios de este mes.
El 18 de abril, Lunes de Pascua, el Santo Padre se reunió con los jóvenes de las diócesis italianas en la Plaza de San Pedro, y en esa ocasión de celebración y oración Mattia dio su testimonio de amor, entrega y valentía.
Alessandro Gisotti de Vatican News escribió sobre su impresión de la ocasión:
Por amor
No hay otra motivación para el comportamiento de Mattia que el amor, amor que se convierte en cuidado, creatividad, tenacidad, resistencia, capacidad de sacrificio. Después de todo, Mattia sigue siendo un niño de 12 años al que le encanta andar en patinete y es fanático del fútbol.
Pero precisamente por su naturaleza de hijo, que reconoce cuánto lo ha amado y acompañado su padre en su joven vida, siente que no puede hacer otra cosa que devolver ese amor. A su corta edad ha demostrado, tal como recordaba el Pontífice a los jóvenes, que tiene “olfato” para lo importante.
El Papa Francisco se refirió a este sentido durante sus palabras a los jóvenes:
El sufrimiento nos hace más como Jesús
Nuestra fe nos enseña que Jesús está allí mismo con los que sufren. Incluso el Señor fue al Cielo con los signos de Su Pasión. Mattia probablemente siente esto. Quizá por eso su padre nunca puede volverse un extraño para él: sabe quién es y sabe a quién se parece.
“Nunca hice nada de mala gana o por obligación”, dijo Mattia, según informó la Agencia de Noticias SIR . “Solo quise ayudar a mi padre como un acto de amor, recordando todo lo que había hecho por mí”. Continuó explicando cómo fue descubrir la enfermedad degenerativa de su padre: “Yo era el típico niño de seis años que solo pensaba en jugar. Todo parecía estar bien hasta que comencé a notar que mi padre ya no era el mismo, estaba actuando diferente; a veces se olvidaba de cosas importantes como recogerme de la escuela o hacer las compras”.
El diagnóstico y el dolor
La confusión que golpeaba cada vez más a su padre Paolo también la experimentaron Mattia, su madre y su hermano de alguna manera, incluso antes de que supieran qué estaba mal. Mattia ya no reconocía a su padre, y en algunos momentos, cada vez con más frecuencia, no encontraba a su padre en esa mirada perdida.
Llegó entonces el momento dramático pero también esclarecedor del diagnóstico. La agencia de noticias SIR comparte sus palabras:
La enfermedad
El Alzheimer es la forma más común de demencia, que implica una pérdida progresiva de la memoria y otras capacidades intelectuales hasta un grado tan importante que reduce drásticamente la calidad de vida diaria de quien la padece.
Suele estar asociado a la edad avanzada, pero el 5% de los pacientes se ven afectados a una edad mucho más temprana, entre los 40 y los 60 años, en la plenitud de la vida del padre, por ejemplo.
El impacto de la enfermedad en toda la familia del paciente es generalizado, y los tratamientos y servicios para los pacientes aún son insuficientes. La respuesta más grande y más robusta al maremoto causado por esta tormenta es el amor.
Así lo mostró el joven Mattia con inmediatez y sencillez desarmante en el aplauso de toda la plaza. “A partir de entonces”, dijo Mattia, “era mi trabajo, al no tener ninguna ayuda externa, ayudar a mi papá con sus actividades diarias, que ya no podía hacer solo, como ducharse, amarrarse la cordones de los zapatos o consolarlo cuando no sabía dónde estaba”.
El hijo se ha convertido en el guardián de su padre, tal vez demostrando así hasta qué punto su padre ha sido un verdadero padre: realmente ha introducido a Mattia en la vida, en su más alta tarea de custodiar y proteger a los que le han sido confiados.
Amar en equipo
En sus palabras en el evento, Mattia reveló la red de apoyo que lo hace capaz de hacer lo que hace. Él no está solo; su familia está allí para ayudarlo y tiene fe en Dios, la fe que aprendió en casa y vio vivir y mantener a su padre. Vatican News informa sus palabras en este sentido:
Es lindo pensar que no somos los únicos que cuidamos de nuestra familia, sino también de la Iglesia en la tierra y la Iglesia en el Cielo. Podemos orar por todo, sanidad y santidad, sabiendo que la voluntad de Dios es el mejor atajo para nuestra felicidad y la de las personas que amamos.