El año pasado Javi Barroso, un niño con síndrome de Down y leucemia, se debatía entre la vida y la muerte, razón suficiente que movió al influencer Javier Pacheco a organizar un rosario virtual con su antiguo profesor de deporte y ahora sacerdote Josepmaria Quintana, para rezar por el pequeño. Javi falleció al cabo de unos días.
A Javier siempre le ha sorprendido la personalidad tan cercana del padre. Y fue a través de esa cercanía como lo localizó a través de Instagram, mientras éste aparecía en una publicación dando toques con el balón. Don Josepmaria, que es un amante del deporte, le dijo tener un defecto: “no sabe decir que 'no' si se trata de hacer el bien”. Y así se unió a esta aventura.
Crece el grupo inicial
Tras ese 22 de marzo de 2021 inicial, quedaron presencialmente y decidieron que debían aumentar el grupo a cuatro integrantes, la máxima capacidad que permite la red social a la hora de hacer un directo.
Sin conocerla, llamaron a la médico Laura Montesinos (@viajarentrelineas) quien, al contarle la iniciativa dijo sorprendida: “Hoy es el aniversario de Manu”. Manu es su marido, quien murió de muerte súbita precisamente ese día. Y dijo sin pensarlo: ”Esto es de Manu, así que adelante”. Ya tenían a la tercera participante.
Ese mismo día llamaron también a Clara (@lavirgendelaalegria), sevillana y abogada matrimonialista, y tras su sí rotundo ya tenían el cuarteto formado. Un 18 de mayo de 2021.
"Algo muy del cielo"
A partir de ese momento ha sido un no parar, y como dice Javi, “sin saberlo era el inicio de algo muy del Cielo”.
El objetivo de la Macrofiesta es rezar la oración que más le gusta a nuestra Madre, el rosario, a través de esta ventanita, y así llegar a muchos. Preside todas las conexiones la imagen de la Virgen de la Alegría cuyo lema es “que no haya un solo hogar en el mundo sin alegría”. Puedes unirte sencillamente a través de una de las cuatro cuentas que la organizan.
La "parroquia de Instagram"
Hay quien dice que le ayuda a terminar bien la semana, otros que así comienzan mejor el lunes siguiente. Al concluir, don Josepmaria siempre pone su punto de optimismo con un lema que ya se ha hecho famoso: "Palante y sirculando".
Sea como fuere el caso es que esta “parroquia de Instagram”, como ya se les ha bautizado en esta comunidad, cada vez tiene más seguidores.
El primer rosario se ofreció por los enfermos. Fue bonito ver cómo personas de todo el mundo, en una cascada de comentarios, ponían sus intenciones y preocupaciones. Don Josepmaria, quien da cohesión al grupo, asegura que mientras rezan van leyendo y ofreciendo todas las peticiones.
Después le han seguido otros rosarios que, domingo tras domingo, han conectado a miles de personas con el Cielo, con la ayuda de cuentas de familias, influencers, novios, sacerdotes, ilustradores católicos, productoras de cine, movimiento provida, etc. Incluso se conectan, a veces, desde santuarios marianos. En definitiva, se trata de unir a gente buena para adquirir más fuerza. “Para ahogar el mal en abundancia de bien”, como decía San Josemaría.
Los cuatro se autodenominan el “G10” de la Macrofiesta, formado además por Tito, padre de Clara, Mauricio, padre de Javier, Manu, marido de Laura- los tres en el cielo-, la Virgen y Dios Padre y San Josemaría.
El rezo de este rosario internacional cuenta además con intercesores y embajadores. Los primeros son personas que ya están en el Cielo y por las que han rezado: el pequeño Javi, Miguel Pérez, Ignacio Echeverría (el héroe del monopatín), etcétera.
Y los embajadores son aquellos escogidos que hablan bien de la macrofiesta y tienen una gran influencia en su entorno. Se trata de Tamara Falcó, socialité e hija de Isabel Preysler, Eduardo Verástegui, actor de Hollywood y provida, o Casilda Finat y su hermana, de la tienda de joyas del mismo nombre.
Los milagros de la Macrofiesta no se han hecho esperar. Don Josepmaria está poniendo en contacto a cientos de personas, que así lo desean, con un sacerdote en cualquier parte del mundo.
Una cascada de bienes
En la mayoría de las veces, se trata de individuos que hace años que no se confesaban. Otro hecho sorprendente ha sido el caso de una chica que tenía hora para abortar y que, tras conectarse con la Macrofiesta, decide no llevar a cabo su plan, compartiendo las distintas ecografías de cada trimestre de embarazo con ellos. O un matrimonio separado que se ha reconciliado. O el caso de un chico, al borde del suicidio que, en el momento de despedirse, entró en Instagram y, a través de la herramienta “lupa”, descubre la Macrofiesta y se arrepiente. Verdaderos milagros.
Pero lo que verdaderamente sucede es que es un encuentro tan familiar que la gente ya lo concibe como algo suyo. Domingos a las 21.30 hora española, anotado queda en la agenda.
Además, otro regalo para Laura, Clara, Javier y Don Josepmaria ha sido la gran amistad instagramera que han forjado. Esta queda patente, antes o después del rezo, cuando dan lugar a una tertulia en la que la risa está asegurada. Forman un cuarteto donde cada uno aporta su granito de arena, además de compenetrarse muy bien.
A largo plazo tienen pensado un proyecto para que los cientos de personas que se ponen en contacto con ellos sean atendidas y seguidas con delicadeza y mimo, una a una.
En verano están organizando una peregrinación a Medjugorje del 30 de julio al 4 de agosto e incluso sueñan con contactar con el Santo Padre para que se una a esta nueva forma de evangelización.
Después de leer este artículo, ¿aún piensas que no se puede hacer el bien a través de una red social?