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Más recientemente, el 24 de agosto de 2021, a través del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el Papa Francisco donó 100 mil euros a Vietnam para ayudar en la lucha contra la pandemia y sus repercusiones socioeconómicas.
Hemos hablado con el subsecretario de ese Dicasterio vaticano, monseñor Segundo Tejado Muñoz, quien nos explica con más detalle cómo se asignan y utilizan estas contribuciones y cómo la Iglesia se mueve junto con el Papa para ayudar a los Estados a luchar contra la pandemia.
¿Cómo se asignan estos fondos para ayudar a los países a hacer frente a la pandemia?
Monseñor Segundo Tejado: Normalmente recibimos estas solicitudes de las Iglesias locales, por lo que son ellas las que deciden a qué se destinan estos fondos. La decisión de ayudar a Vietnam se fraguó cuando nos dijeron que la situación es muy difícil y que las estructuras de la Iglesia están saliendo al encuentro de la gente para ayudarla.
Nos enviaron un pequeño proyecto, pues siempre confiamos en la Iglesia local para hacer este tipo de intervenciones. Luego nos envían un informe sobre cómo se han gastado esos fondos. Esta ayuda que viene del Papa es un estímulo, pero la labor de la Iglesia sobre el terreno es mayor.
¿Qué significa?
Monseñor Segundo Tejado: Hay gente que se confunde. Piensan que enviamos 100.000 euros a Vietnam y que eso es todo lo que hace la Iglesia. Pero no es así. Se trata de un gesto del Papa para alentar la generosidad. La labor de la Iglesia es enorme, basta pensar en Cáritas, las diócesis, las agencias católicas, la gente que está ayudando sobre el terreno…
Es un mundo enorme en el que también estamos involucrados. Ahora, por ejemplo, con el terremoto de Haití, hay una gran cantidad de gente que se está movilizando para ir a ayudar: diócesis, parroquias, congregaciones religiosas y ONG de inspiración católica. Esta es la Iglesia que se mueve junto con el Papa. El Papa da una señal para animar a los fieles a movilizarse, pero no es el final de la ayuda de la Iglesia, más bien, a veces es el inicio. Este es el caso de Vietnam, o Haití o de cualquier otra emergencia.
Prácticamente no paramos, hay muchas crisis en el mundo, surgen constantemente. El Papa siempre tiene esta sensibilidad: allí donde se produce una de estas heridas va y pone un poco de su ungüento, para animar a la Iglesia a ir a ayudar a todos nuestros hermanos necesitados.
¿Cómo se utilizan estos fondos a nivel local?
Monseñor Segundo Tejado: Esta ayuda del Santo Padre se dirige a las estructuras de la Iglesia, pero no solo eso, muchas veces también ayudamos a las estructuras civiles que están tratando de hacer frente a esta pandemia. Lo que hacemos normalmente es proporcionar materiales de protección para enfermeras y médicos, o ayudar a comprar materiales que se pueden encontrar en el mercado local, como respiradores. Pero todo depende de la iglesia local para distribuir y comprar los materiales. También hay que actuar según el lugar. En algunos lugares, tal vez la Iglesia local no tenga instalaciones sanitarias, y entonces se requiere un diálogo entre la Iglesia local y las autoridades locales. Depende de muchas cosas.
La Iglesia en Vietnam es muy activa y muy operativa. Tiene una gran actividad y una gran vitalidad, y creo que sin duda encontrará la mejor manera de utilizar esos fondos. En Vietnam hay algunas pequeñas estructuras sanitarias católicas, pero seguramente estarán muy bien establecidas en la zona. Es una Iglesia muy popular que tiene pocas estructuras grandes, pero está muy integrada en la vida de la sociedad.
¿Por qué el Papa ha decidido enviar fondos en lugar de suministros médicos o respiradores, como ha hecho en el pasado?
Monseñor Segundo Tejado: A veces cuesta más el envío del equipo médico que el propio equipo. Si el Papa recibe algunos respiradores como donación, los envía, pero a veces es mejor enviar el dinero, porque ayuda al mercado local. En este caso, el Papa ha querido enviar fondos, porque enviar suministros a Vietnam no es ciertamente un gasto insignificante.
Isabella H. de Carvalho, I.Media