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¿Qué sigue en Haití tras el funeral de Jovenel Moïse?

HAITI
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Jaime Septién - publicado el 24/07/21
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Tanto el papa Francisco como la Iglesia católica –que representa el 55 por ciento de la población haitiana—han hecho un llamado urgente al cese de la violencia

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Haití no se recobra aún del estupor que causó el asesinato el pasado 7 de julio –en su propia residencia—del presidente Jovenal Moïse.

Tras el magnicidio, si es posible, la situación ha empeorado. Y parece estar totalmente fuera de control o, más bien, controlada por los grupos de delincuentes que han tomado los principales barrios y enclaves de la empobrecida nación antillana.

Al celebrarse este viernes los funerales de Moïse en la casa de su familia, en Cap-Haitien, las protestas callejeras y la violencia se han desatado en buena parte del país.

La inestabilidad política ha hecho que miles de familias huyan de las inmediaciones de Cap-Haitien. Esto por miedo a represalias de quienes ordenaron y financiaron el asesinato de Moïse. 

Su viuda, Martine, asistió a la ceremonia cuando apenas se repone de las heridas recibidas durante el ataque a la casa presidencial. 

El ataúd en el que iban los restos del presidente haitiano –ampliamente cuestionado durante su estancia en el poder—fue coreado por quienes pudieron acercarse al cortejo.

Algunos pidieron justicia y el esclarecimiento del crimen (cosa que está muy lejos de producirse).

Otros asistentes exigieron que todos los haitianos canalicen este hecho hacia la solidaridad.

Hasta el momento son 26 los sospechosos que han sido arrestados por la policía haitiana, acusados de participar en el complot para asesinar a Moïse.

Un complot que tendría visos de trama internacional. Entre los detenidos se encuentran 18 exsoldados colombianos y un empresario haitiano que tenía nexos con la comunidad de exiliados haitianos en Miami.

También se habla de un exsenador y de otros implicados en el magnicidio, sin que hasta ahora haya habido una pista sólida.

Atrás quedan los años de protestas contra Moïse, quien incluso había extendido su período al frente del ejecutivo haitiano por un año más, disuelto el Parlamento y dejado crecer tanto la inseguridad como la hambruna en el pueblo haitiano.

Cientos de ciudadanos fueron secuestrados y Puerto Príncipe, la capital, se convirtió en botín de malhechores.

Tras el asesinato de Moïse, ¿quién quedó al frente del pequeño país antillano, el primero que logró su independencia en todo el continente americano y la nación más pobre de este mismo continente?

La diplomacia internacional se movilizó para evitar una lucha encarnizada por el poder de las diferentes facciones políticas que habían estado conspirando contra su mandato.

La solución que se ha encontrado (provisional, como casi todo en Haití) es oficializar el nombramiento como primer ministro de Ariel Henry.

Este hombre había sido designado para ese cargo por Moïse, pero nunca pudo acceder a él.

Después del asesinato de Moïse, tomó las riendas del país el primer ministro interino Claude Joseph, quien prometió el esclarecimiento del magnicidio.

El jueves, la gente huía de Cap-Haitien por temor a que la violencia se generalizara. 

La ceremonia religiosa se celebró en la catedral y en un hotel de esta ciudad. Tuvo la presencia de Martine Moïse y los tres hijos de su matrimonio.

En medio de fuertes medidas de seguridad, los muy cercanos a la familia y funcionarios públicos entre ellos Ariel Henry, se dieron cita en los funerales.

Henry –un destacado neurocirujano y político de centro izquierda de 71 años de edad--  ha prometido privilegiar el consenso entre los diferentes (y difusos) partidos y movimientos políticos que, desde 2017, cuando Moïse tomó posesión del cargo, han estado en una pugna. Una situación agravada por la situación de pobreza extrema que envuelve al país entero.

La idea expresada por Henry nada más ser nombrado en el cargo –indudablemente impulsada por la comunidad diplomática internacional— es encabezar un Gobierno provisional.

Será hasta que se puedan celebrar elecciones en fecha aún por definir. Pero podrían ser el próximo mes de septiembre. 

Basta recordar que Haití celebraría un referéndum constitucional y elecciones el 26 de septiembre de 2021.

El aplazamiento de las elecciones legislativas de 2019 había permitido a Jovenel Moïse gobernar por decreto desde el mes de enero de 2020, cuando fue clausurado el Parlamento.

Este hecho simbólico podría ser el detonador para las elecciones en septiembre. Aunque, evidentemente, todavía hay mucho camino por recorrer.

Esto para que las elecciones haitianas estén libres de violencia y de participación decidida de los grupos criminales que asolan al país.

Tanto el papa Francisco como la Iglesia católica –que representa el 55 por ciento de la población haitiana—han hecho un llamado urgente al cese de la violencia.

En su convalecencia en el Hospital Gemelli, el 11 de julio el Papa exigió “deponer las armas y elegir vivir juntos, fraternalmente, en el interés de todos y de Haití”.

Este es el único destino para un país desgarrado. Un país con miles de exiliados y desplazados y con una población que cada día lucha contra el hambre y las balas.

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