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La nutrición de niños y jóvenes: instaurando hábitos saludables

CHILDREN, EATING, PASTA

EvgeniiAnd | Shutterstock

Ospedale Bambino Gesù - publicado el 16/06/21

Comer es un comportamiento complejo y significativo, es bueno comenzar de inmediato a establecer hábitos alimenticios saludables

El comportamiento alimentario, es decir, la cantidad de comida, el tipo de comida y las sensaciones asociadas con la comida, son aspectos muy importantes del crecimiento de cualquier niño.

Los hábitos alimentarios son un comportamiento muy complejo, que se deriva de numerosos factores: físicos, emocionales, socioculturales.

Comer no es solo un acto mecánico o una necesidad fisiológica de nuestro cuerpo. Comer puede tener otros significados: puede expresar emociones, preocupaciones o problemas.

Por ello, es muy importante que los padres eduquen a los niños sobre una dieta saludable (incluso dando un buen ejemplo). Y también, que estén atentos a cualquier cambio en la conducta alimentaria. Pueden ser señales de alarma de alguna dificultad o malestar del niño, o puede indicar que el niño ha recibido ejemplos incorrectos de los adultos de referencia.

Cómo desarrollar buenos hábitos alimenticios

Puede suceder que el padre ofrezca al niño algo de comida para calmarlo en momentos de
incomodidad. El niño cansado, aburrido, enojado tiende a expresar su malestar con un capricho o un gemido; y en ese momento el padre ofrece la comida como distracción, recompensa, un intento de reducir el malestar.

La sensación de placer resultante hace que el niño se acostumbre a pedir comida cada vez que siente que algo anda mal. Esta asociación entre la expresión de un malestar por parte del niño y la oferta de comida por parte del adulto continúa en el tiempo.

Una vez que hayan crecido, los niños seguirán pidiendo algo de comer cuando se sientan aburridos, tristes, temerosos, enojados.

La regulación de las emociones y la comida

En el caso de que las familias tengan hijos que a menudo piden comida, es importante una consulta con el pediatra. Si el niño siempre está pidiendo comida a pesar de que su dieta es adecuada, es posible que esté usando la comida para regular sus emociones.

La comida como lugar de negociación

El niño no sabe cómo solucionar el aburrimiento, la tristeza o el enfado, y busca una sensación de placer pidiendo o comiendo solo.

FOOD

Del mismo modo, la comida no debe presentarse como una recompensa o un castigo: te doy dulces porque te portaste bien, o no comes postre esta noche porque no te has terminado las verduras.

Usar la comida como recompensa o castigo enseña que la comida es un terreno de negociación, una negociación en la que el niño tiene mucho poder.

El niño puede aprender a comer más o menos para lograr más. Cuando se establece una pelea de brazos entre adultos y niños sobre la comida en la mesa, es importante visitar al pediatra.

Expresar dificultades con la conducta alimentaria

Si el niño o adolescente aprende que cambiar la elección de alimentos le permite lograr algo (atención, libertad, gratitud), se verá inducido a expresar dificultades a través de la nutrición y correrá el riesgo de una dieta desordenada. Es importante asegurarse de que el niño sepa lo que come.

Comer distraído (por ejemplo, viendo la televisión, el teléfono móvil o la tableta) hace que el niño no se dé cuenta de lo que está comiendo y de lo lleno que está.

Por eso no aprende a autorregularse de la manera correcta, no aprende a saborear la comida y traga lo que se le da sin percibir su sabor, cantidad, colores, olores.

Se deben evitar los dispositivos electrónicos durante la comida tanto para adultos como para niños.

Selectividad alimentaria

También debe tenerse en cuenta la selectividad alimentaria. Los niños, a medida que crecen, expresan sus gustos y pueden cambiar la cantidad y el tipo de alimentos que comían antes.

PETITE FILLE QUI NE VEUT PAS MANGER DE LEGUMES

Sin embargo, cuando los alimentos que ingiere el niño son pocos, o si el niño comienza a pedir alimentos de un determinado color, una determinada forma o una determinada consistencia, es necesario hablar con el pediatra.

La selectividad alimentaria puede indicar un comportamiento de oposición (es decir, rebelión hacia los padres); miedo a cosas nuevas (como alimentos diferentes); o un comportamiento demasiado rígido y repetitivo.

Por otro lado, los períodos cortos de selectividad o falta de apetito pueden ser normales.

Nutrición para adolescentes

Se debe prestar más atención a los hábitos alimenticios de los adolescentes. Los niños experimentan cambios corporales rápidos (crecimiento, apariencia de barba en los hombres y mama en las niñas) y emocional.

El cuerpo habla de uno mismo

La conducta alimentaria puede convertirse en el terreno sobre el que expresar este torbellino de emociones. El cuerpo es una herramienta para poder hablar de uno mismo y se puede utilizar para manifestar pensamientos, elecciones, ideas, sobre todo cuando no es fácil hablar de estas cosas con los adultos (padres, educadores, profesores).

Por lo tanto, la dieta puede modificarse para adaptarse a las solicitudes del grupo, o para adaptar el propio cuerpo a los estándares sociales, o para transmitir ciertos mensajes: gustos, creencias, orientaciones.

Niñas y niños

A menudo las niñas deciden seguir una dieta para perder peso y lograr la imagen corporal deseada, los niños intentan ser musculosos y guapos.

Los cambios dietéticos en este grupo de edad son muy delicados y deben informarse al pediatra para evitar que un trastorno alimentario transitorio se convierta en un trastorno alimentario real.

Síntomas de malestar real

En ocasiones, incluso con una alimentación adecuada, los niños pueden sufrir atracones (momentos en los que comen muchas cosas en poco tiempo, a veces incluso de noche).

Los atracones expresan angustia emocional, un problema con la familia o la escuela, una dificultad en la autoestima. Nuevamente, es importante hablar con el pediatra.

En conclusión, es importante ayudar a los niños y jóvenes a reconocer sus emociones y expresarlas a través de canales distintos a la comida.

Por Chiara Carducci. Link al artículo original, traducido con permiso por Aleteia

Tags:
alimentaciónbienestarinfancianutrición infantilsalud
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