El papa Francisco en este año dedicado a San José, invitó a los sacerdotes a redescubrir la propia fragilidad y la de los demás. Presente en "el rostro de este hombre de fe, de este padre tierno, modelo de fidelidad y de abandono confiado en el proyecto de Dios".
Los curas "superhombres" acaban mal, todos ellos, sostuvo el Papa este lunes, 7 de de junio de 2021, en la audiencia privada a la comunidad de sacerdotes del Internado San Luis de los Franceses de Roma.
"El sacerdote frágil, que conoce sus debilidades y habla de ellas con el Señor, ese irá bien. Con José, estamos llamados a volver a la experiencia de los actos sencillos de acogida, de la ternura, del don de sí mismo".
«También a través de la angustia de José pasa la voluntad de Dios, su historia, su proyecto. Así, José nos enseña que tener fe en Dios incluye además creer que Él puede actuar incluso a través de nuestros miedos, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad» (Carta apostólica Patris Corde, 2).
El Papa pidió a los sacerdotes no "dejar de lado la fragilidad" porque "es un lugar teológico de encuentro con el Señor".
El Papa invitó a los sacerdotes a abrazar la vida comunitaria. Asimismo, evitar "la tentación de crear pequeños grupos cerrados, de aislarse, de criticar y hablar mal de los demás, de creerse superiores, más inteligentes".
Les advirtió que "el chismorreo" es una "costumbre de los grupos cerrados, también una costumbre de los curas que se vuelven solterones: van, hablan, chismorrean: esto no ayuda. Y esto nos amenaza a todos y no es bueno".
"Hay que dejar esta costumbre y mirar y pensar en la misericordia de Dios. Que siempre se acojan unos a otros como un regalo. En una fraternidad vivida en la verdad, en la sinceridad de las relaciones y en una vida de oración podemos formar una comunidad en la que se respira el aire de la alegría y de la ternura", anotó.
En otro momento, el Pontífice les pidió ser «pastores con "olor a oveja"» (Homilía, 28 de marzo de 2013), personas capaces de vivir, de reír y llorar con su gente, en una palabra, de comunicarse con ella.
Y también les advirtió: Si piensan "en un sacerdocio aislado del pueblo de Dios, eso no es un sacerdocio católico, no; ni siquiera cristiano".
Les invitó a despegarse de ellos mismos de sus " ideas preconcebidas", "sueños de grandeza", de "autoafirmación", para "poner a Dios y a las personas en el centro de vuestras preocupaciones cotidianas".
"Para poner al pueblo santo y fiel de Dios en el centro hay que ser pastor. "No, yo quisiera ser solamente un intelectual, no un pastor": pues pide la reducción al estado laico, te sentará mejor, y sé un intelectual. Pero si eres un sacerdote, sé un pastor", afirmó.
Asimismo, indicó que hay varias formas de ser un pastor, pero, recomendó, "siempre en medio del pueblo de Dios. Lo que Pablo recordaba a su amado discípulo: "Acuérdate de tu madre, de tu abuela, del pueblo, de los que te enseñaron". El Señor le dice a David: "Te he elegido de entre el rebaño", de ahí".