¿Por qué necesitas un abrazo?

La pandemia del coronavirus nos impide abrazar a familiares y amigos con quienes no convivimos. Tal vez creas que es posible vivir sin abrazos pero con ellos vivimos mejor. Se trata de una muestra de cariño que, como veremos en este artículo, nos aporta beneficios psicológicos pero también físicos y sociales.

Por ello, en el Día Internacional de los Abrazos, te animamos a abrazar a quién puedas: a tu marido, a tu hijo o hermano, a las personas con las que convivas. Si no vives con nadie, seguramente necesites un buen abrazo. Para ello puedes animarte a fabricar un sistema para abrazar a quien quieras sin poner en riesgo su salud ni la tuya. Una barrera de plástico te servirá para evitar un posible contagio de Covid-19 y recibir el calor de quien quieres.

En esta galería encontrarás algunos ejemplos:

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El 21 de enero se celebra el Día Mundial de los Abrazos, una efeméride creada en 1986 por el estadounidense Kevi Zaborney. Después de advertir, con cierta preocupación, que en nuestra sociedad existen pocas muestras de afecto que manifestamos en público y lo reacios que somos a expresar nuestros sentimientos, decidió instaurar este día tan cariñoso en el calendario.

Zaborney, pastor y psicólogo, estableció esta celebración en esa fecha precisamente, porque está comprendida entre las fiestas navideñas y el día de San Valentín, patrón de las parejas enamoradas y una fecha muy celebrada en Estados Unidos. Sin embargo, esa fecha del 14 de febrero es celebrada con tanto entusiasmo comercial que puede ser que nos olvidemos del verdadero amor, ahogándolo en bombones, ramos de flores y corazones varios que nos invaden. Así que, más que sentir mariposas en el estómago, nos provoca pájaros en la cabeza.

¿Qué pretendió Zaborney creando este día? Pues nada más que convertir a los abrazos en una poderosa arma en el mundo y en la sociedad de hoy. Y así lo explica en su página web:

“Todos hemos notado que la humanidad se está volviendo cada vez más temerosa y aislada. El odio, la intolerancia y la violencia están aumentando. La gente realmente está empezando a creer que no hay lugares seguros para ir, crecer y prosperar como comunidad. Observamos a los demás con temor y nos preguntamos cómo nosotros, nuestras familias y amigos podemos estar seguros”.

Es entonces cuando un buen abrazo puede ayudar. El cambio y la mejora pueden ocurrir cuando nos unimos en amor y aceptación como una familia humana. El género humano forma una unidad por nuestro origen en Dios. Como dice el Catecismo de la Iglesia Católica (n.361) :

“Esta ley de solidaridad humana y de caridad, sin excluir la rica variedad de las personas, las culturas y los pueblos, nos asegura que todos los hombres son verdaderamente hermanos”.

Pero los abrazos no solo pueden ser un mecanismo conciliador en una sociedad cada vez más enfrentada. También tienen efectos para la salud y bienestar, hecho que la ciencia ya ha demostrado en diversas ocasiones.

No voy a enumerar aquí todos los estudios realizados por psicólogos, psiquiatras y otros entendidos en la materia. Sólo una llamada a una psiquiatra amiga mía, me facilitó varios estudios recientes publicados en PubMed, una página de referencia que permite consultar artículos médicos y científicos, sobre los beneficios de los abrazos.

¿Y qué beneficios son esos?

Os invito a buscar papel y boli y a un voluntario para achuchar y así comprobar la efectividad.

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• Aumentan nuestros niveles de oxitocina, llamada “hormona de la felicidad”, que produce sentimientos de felicidad y calma.
• Además, esta hormona disminuye otra, el cortisol, llamada la “hormona del estrés”.
• Al bajar el estrés, conseguimos bajar la presión sanguínea y así nuestro sistema circulatorio se regula.
• Además, logran elevar los niveles de serotonina, un neurotransmisor que afecta a nuestro estado de ánimo. La serotonina sube y conseguimos de esta manera, un mejor estado emocional. Al contrario, si los niveles de serotonina son bajos, podemos caer en estados de depresión y otros trastornos psicológicos. Lo cual no nos interesa.
• También podemos fortalecer nuestro sistema inmunológico gracias a los abrazos. Algo tan sencillo como un resfriado común, puede ser evitado gracias a recibir muchos abrazos. ¡Es cierto! Un estudio realizado en 2015 en la Carnegie Mellon University (Pittsburgh, Pensilvania) lo certifica. Algunos expertos atribuyen esta consecuencia a los beneficios positivos que provocan los abrazos en la disminución del estrés, lo que contribuye a la mejora del sistema inmune.
• Por último, abrazar relaja nuestros músculos y así aliviamos tensiones. De esta manera, calmamos posibles dolores corporales.

• Aumentan nuestra sensación de confianza y seguridad. Vemos el mundo como un lugar más agradable y menos hostil, porque nos sentimos apoyados y protegidos en nuestra sociedad.
• Por esta razón, no tenemos sensación de soledad, todo lo contrario. Y nos sentimos emocionalmente plenos. Y acompañados.
  Nuestra autoestima se potencia: nos consideramos especiales y amados por nuestros seres queridos desde muy temprana edad.
• Como hemos mencionado anteriormente, al recibir un abrazo, los niveles de oxitocina y serotonina suben y así nos relajamos y desestresamos. Es un bálsamo. Incluso podemos vencer el insomnio.
• Además, contribuyen a mejorar nuestro estado de humor: si hemos tenido un mal día, los problemas se acumulan o la realidad nos sobrepasa. ¡Un abrazo de más de 20 segundos y como nuevos!

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• Son un símbolo de amistad, cariño y amor. Nos conectan con las personas cercanas y gracias a ellos afianzamos nuestras relaciones.
• Incluso pueden ser un símbolo de reconciliación que nos ayuda a curar etapas pasadas. Un buen abrazo puede sellar una paz.
• Los adultos que son abrazados más frecuentemente se sienten menos aislados y más apoyados socialmente.
• En el caso de los bebés, ser abrazados es determinante para su desarrollo. Los niños con apego tienen mayor bienestar físico y emocional. Las sensaciones que experimentamos a temprana edad nos marcan de por vida y con esto se incrementa nuestra capacidad de querernos y respetarnos siempre.

En determinadas sociedades, como la occidental, solemos evitar cada vez más el contacto físico, y no expresamos nuestras emociones de manera explícita. A medida que crecemos y nos hacemos adultos, dejamos atrás la niñez, y dejamos también de abrazar.

Quizás en medio de una pandemia mundial, como la que nos acompaña, no sea el momento de romper estas barreras. Pero en cuanto se estabilice y normalice la situación, no debemos dejar de extender los brazos y abrazar más y más fuerte a nuestros seres queridos.

Aunque yo te animaría a hacerlo. Si después de leer este artículo no lo estás haciendo ya, ¡corre a abrazar a alguien!

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