Por un lado, seis jóvenes perdieron la vida en la zona rural del municipio de Buenos Aires (Cauca). Por otro, la muerte de cuatro personas en Mosquera y El Charco (Nariño). Dos nuevas masacres que volvieron a teñir de luto a Colombia, tal cual se ha informado en Aleteiade la mano de la colaboradora Lucía Chamat.
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A raíz de los últimos acontecimientos, los obispos colombianos emitieron un sentido mensaje en el que expresaron profundo dolor por la muerte de estas personas y ofrecieron cercanía a los familiares.
A través de su clamor, que reproduce la propia Conferencia Episcopal Colombiana en su sitio web, también se lamentó que “las agresiones contra la vida y dignidad humanas sean cada vez más atroces”.
“Reafirmamos que la vida humana es sagrada y que atentar contra ella es un crimen gravísimo, en contra de las personas y de las comunidades; que no es posible alcanzar la paz si no se respeta y se defiende la vida”, indicaron los obispos.
“Llamamos al pueblo colombiano a asumir un compromiso claro y valiente con la defensa de la vida. En efecto, ésta es una tarea que reclama la participación de todos: las entidades gubernamentales, las instituciones públicas y privadas, la sociedad civil y las familias”, manifestaron.
“Pedimos a las autoridades competentes que fortalezcan las medidas de protección para las comunidades afectadas y avancen con diligencia en las correspondientes investigaciones y judicializaciones de los responsables de las masacres”, recordaron.
Por último, además de invitar a las comunidades católicas a “perseverar en la oración por la paz”, convocaron a seguir fortaleciendo iniciativas de solidaridad y apoyo a comunidades que, en medio de amenazas e incertidumbre, siguen sufriendo las consecuencias directas de la violencia.
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