Protestas raciales, esperanzas y un himno que une en EE UU
Los medios de comunicación en Estados Unidos han cubierto profusamente –y se ha difundido en todo el mundo—las protestas contra el racismo y la letalidad policiaca derivada del asesinato del afroamericano George Floyd en la ciudad de Minneapolis (Minnesota).
Las notas a favor y en contra se han sucedido rápidamente, sobre todo en el contexto de la batalla electoral en la cual están confrontados los demócratas y los republicanos, los unos para recuperar y los otros para retener la presidencia en juego el próximo mes de noviembre.
En pocas ocasiones, casi en ninguna, se han escuchado voces que vean en este movimiento –en donde se han dado cita excesos y oportunismos, pero, también, hartazgos y reivindicaciones—una oportunidad de enderezar el rumbo de una nación hecha de inmigrantes y del crisol de las razas de todo el mundo.
En este universo, para algunos tan sombrío como el que está dejando el país del norte la pandemia del coronavirus, destaca la figura del afroamericano de mayor rango en la Iglesia católica de Estados Unidos, el arzobispo de Washington DC, Wilton Gregory.
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