La Iglesia y la población exigen que la nueva masacre, ocurrida apenas comenzó el mes de mayo, no quede silenciada por el olvido ni por episodios de tipo político. “Esta masacre ha dejado más muertos que la pandemia del Covid-19”, dicen usuarios de las redes sociales
“Estar privado de la libertad no es estar privado de la dignidad”, les dijo el papa Francisco a un grupo de 1200 reclusas durante su visita a Chile en enero de 2018. La expresión del Obispo de Roma fue recordada este 3 de mayo por la Conferencia Episcopal Venezolana que en un comunicado en el que manifestó “su más enérgico repudio” ante la masacre que el 1 de mayo dejó 51 presos fallecidos y más de 70 heridos, en el Centro Penitenciario de Los Llanos Occidentales (CEPELLO), estado Portuguesa.
Para la Comisión de Justicia y Paz que preside el arzobispo emérito de Coro, Roberto Lückert León, la masacre de Guanare es una nueva muestra del irrespeto a la vida humana en el país. “Nos solidarizamos con los familiares y oramos por su eterno descanso. Pero elevamos nuestra voz para que los derechos humanos se respeten y cuiden. Desde hace muchos años esta comisión ha manifestado su preocupación por la situación de las condiciones en que se encuentran las personas privadas de libertad en Venezuela, y hoy, está consternada por los hechos acontecidos”, expresa en el comunicado de la CEV.
“Los privados de libertad son uno de los grupos más vulnerables del país, sin acceso a una atención sanitaria adecuada, hacinados, sujetos a retrasos procesales por falta de transporte para llevarlos a los tribunales o sin garantía de poder alimentarse, padecen hambre, enfermedad y son víctimas de la perpetuación de las cadenas de la pobreza y la miseria”, dijo en nombre de los obispos venezolanos.
Igualmente, Roberto Lückert León condenó que las autoridades encargadas de velar por la situación de las personas privadas de libertad, no hicieran nada para evitarlo.
“Desde hace muchos años los distintos órganos internacionales de protección de los derechos humanos, tanto de Naciones Unidas como de la Organización de Estados Americanos, han emitido informes y recomendaciones relacionadas con las condiciones de detención en las cárceles venezolanas, que, de haberse puesto en práctica algunas de ellas, la situación sería distinta en estos momentos y no estaríamos lamentando esta tragedia ni se habría sometido a tanto dolor a los familiares de las víctimas”, indicó Roberto Lückert.
¿Qué ocurrió puertas adentro del CEPELLO?
Versiones contrapuestas intentan dar cuenta de lo que verdaderamente dejó el triste saldo de lo ocurrido después de la 1 de la tarde: por una parte, funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro hablan de un intento de fuga; y por otro, las organizaciones de derechos humanos delatan la ocurrencia de una protesta en la cárcel por falta de comida.
Desde que se conocieron los hechos, cientos de imágenes circularon en las redes sociales, descubriendo la realidad del Hospital “Doctor Miguel Oraá” de Guanare, donde fueron llevados los heridos. Fueron atendidos en el suelo o en destartaladas camas sin colchones y sin equipos adecuados, es decir, la “emergencia colapsó por falta de insumos médicos”.
Carolina Girón, directora del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), exigió una exhaustiva investigación sobre la masacre ocurrida en el CEPELLO, “cuya dudosa primera versión es que a plena luz del día, a la 1pm, los presos intentaron fugarse por la puerta principal del penal”, publicó la organización no gubernamental en su portal. Efectivamente, indicó que la ministra Iris Varela dijo que “los privados de libertad fueron conminados por un líder negativo y su banda a irrumpir con fuerza hacia el portón de la salida. Fueron amenazados con armas de fuego a que se fueran y asaltaran a los puestos de seguridad de la cárcel”, cita la activista en favor de los derechos humanos.
Girón ratifica que la masacre comenzó luego de una protesta por la falta de comida, tal como narran algunos periodistas que intentan evadir la censura informativa del gobierno de Nicolás Maduro. Explicó que los familiares son quienes llevan los alimentos, medicamentos, ropa y artículos de aseo personal a los presos. “Se estableció una modalidad de que los familiares entregaban la comida en la entrada de la cárcel y los funcionarios posteriormente debían entregarla a los reclusos, pero aparentemente estos alimentos no llegaban a la población penal, por lo que decidieron iniciar el reclamo”, señaló.
Venezolanos con adelgazamiento patológico
Susana Rafalli, experta en nutrición, publicó en su cuenta de Twitter un llamativo mensaje que daba cuenta de la “emaciación” que padecían los cuerpos de los privados de libertad, de acuerdo a lo que se vio publicado en los medios. “Quien sea que mire las imágenes de la masacre en el centro penitenciario de Guanare, encontrará razones para un motín”, escribió la mujer con amplia experiencia en ayuda humanitaria y con Cáritas Venezuela.
“Medicina forense tiene en sus manos la última oportunidad de justicia para esos venezolanos: que la emaciación quede registrada en cada acta de defunción”, añadió.
Una usuaria de la misma red social – gabrielamistr20 – explicó que la emaciación (del latín emaciare) se trata de un adelgazamiento patológico. “El síndrome de emaciación, también conocido como síndrome consuntivo es la pérdida involuntaria de más del 10% del peso corporal (particularmente de masa muscular) y de por lo menos 30 días”.
Más tarde la doctora Rafalli pedía: “Que medicina forense de a los reclusos masacrados en Guanare esa mirada que al fin les escuche y deje impresa la memoria pegada a sus huesos”. Argumentó que las “prisiones están bajo tutela del Estado. La emaciación de esos cuerpos es asunto de Estado. Paz a sus familias, honramos su duelo”.
Nadie puede ser privado de la dignidad
Para el Episcopado Venezolano, las autoridades tienen el deber de “hacerse responsables por la solución de las causas que originan estos abominables hechos”. En tal sentido, les hizo un llamado “a realizar una investigación de manera independiente, imparcial y oportuna que tenga como finalidad el establecimiento de la verdad y responsabilidades de lo que ha ocurrido”. La CEV añade: “Los familiares que también son víctimas tienen derecho a ello y el no hacerlo constituye una violación a los derechos humanos”.
Igualmente, los obispos motivaron a los ciudadanos “a no ser indiferentes al dolor de sus hermanos privados de libertad”. Aquí entra nuevamente el llamado del papa Francisco en favor de los privados de libertad durante su visita a Chile: “La dignidad no se toca a nadie, se cuida, se custodia, se acaricia. Nadie puede ser privado de la dignidad”.
LA CIFRA. La realidad de la cárcel CEPELLO es la misma de la mayoría de estos centros en Venezuela. Este tiene una capacidad instalada de 750 presos, pero en la actualidad congrega 2500, según la información recogida por Aleteia, lo cual genera un hacinamiento de 333%. Allí generalmente ocurren denuncias por desnutrición, enfermedades infecciosas como la tuberculosis, retardos procesales y tratos crueles. “En un centro penitenciario no debe morir ni una persona porque están bajo la responsabilidad del Estado y es éste mismo quien debe brindarles las garantías a sus derechos humanos”, detalló carolina Girón.
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