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Papa Francisco: La oración pequeña conmueve a Dios

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Vatican News - publicado el 16/01/20 - actualizado el 27/06/23
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En la homilía en Casa Santa Marta, una invitación a rezar una corta y sencilla plegaria

"Señor, si quieres, puedes". Es una oración sencilla, "un acto de confianza" y al mismo tiempo "un verdadero reto", el que el leproso dirige a Jesús para que le cure.

Una súplica que viene de lo profundo de su corazón y que cuenta, al mismo tiempo, el modo de actuar del Señor, en la estela de la compasión, del "sufrir con y por nosotros", del "tomar el sufrimiento del otro sobre él" para aliviarlo y curarlo en nombre del amor del Padre.

El papa Francisco, en la homilía en Casa Santa Marta, se detiene en el episodio evangélico de la curación del leproso, y exhorta a contemplar la compasión de Jesús, que vino para dar la vida por los pecadores.

El Papa pone el acento en la "historia sencilla" del leproso que pide a Jesús la curación.

En ese "si quieres" está la oración que "atrae la atención de Dios" y está la solución.

La compasión da confianza

"Es un reto – afirma Francisco – pero es también un acto de confianza. Sé que Él puede, por esto me confío a Él".

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Di shutter_o|Shutterstock

"¿Pero por qué –se pregunta el Papa– este hombre sintió dentro de sí el hacer esta oración? Porque veía cómo actuaba Jesús. Este hombre había visto la compasión de Jesús".

"Compasión", no pena, es un "estribillo en el Evangelio" que tiene los rostros de la viuda de Naím, del Buen Samaritano, del padre del hijo pródigo.

La compasión implica, viene del corazón e implica y te lleva a hacer algo. Compasión es sufrir con, tomar el sufrimiento del otro sobre uno mismo para resolverlo, para curarlo. Y esta fue la misión de Jesús. Jesús no vino a predicar la ley y luego se fue. Jesús vino con compasión, a sufrir con y por nosotros y a darnos su vida. Es tan grande el amor de Jesús que la compasión le llevó justo hasta la cruz, a dar la vida. 

Jesús no se lava las manos con nosotros

El Papa invita a repetir "esta pequeña frase": "Tuvo compasión".

Jesús –explica Francisco– "es capaz de implicarse en los dolores, en los problemas de los demás porque vino para esto, no para lavarse las manos y hacer tres o cuatro predicaciones y luego irse", está con nosotros siempre.

"Señor, si quieres puedes curarme; si quieres, puedes perdonarme; si quieres, puedes ayudarme". O si quieren un poco más larga:

Señor, soy pecador, ten piedad de mí, ten compasión de mí

Oración sencilla, que se puede decir muchas veces al día. "Señor, yo pecador, te pido: ten piedad de mí". Muchas veces al día, desde el corazón interiormente, sin decirlo en voz alta: "Señor, si quieres, puedes; si quieres, puedes. Ten compasión de mí". Repitan esto.

¡Se curó!

El leproso, con su oración sencilla y milagrosa, logró obtener la curación gracias a la compasión de Jesús, que nos ama incluso en el pecado.

Él no se avergüenza de nosotros. "Oh, padre, yo soy un pecador, cómo voy a decir esto...". ¡Mejor! Porque Él vino justo para los pecadores, y cuanto más pecador seas, más cerca está el Señor de ti, porque vino por ti, el mayor pecador, por mí, el mayor pecador, por todos nosotros.

Tengamos la costumbre de repetir esta oración, siempre: "Señor, si quieres, puedes. Si quieres, puedes", con la confianza de que el Señor está cerca de nosotros y su en su compasión tomará sobre sí nuestros problemas, nuestros pecados, nuestras enfermedades interiores, todo.

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