Mantenerse unidos contra todo pronóstico y en cada etapa de la vida. El amor verdadero lo hace posible.
Lo que comenzó como un amor de verano, terminó por convertirse en una de las historias más románticas jamás contadas.
Inspirada en la vida de dos personas que pasaron más de 60 años juntos, la historia de Allie y Noa nos deja algunas lecciones sobre el amor duradero.
Se llenaron de buenos recuerdos
“Cuando ella se fue tres semanas después, se llevó un pedazo de él y el resto del verano con ella”.
Noa y Allie pasaron un tiempo muy valioso divirtiéndose y creando recuerdos juntos que los mantuvo unidos cuando se separaron. Fueron al cine con amigos, compartieron paseos en bicicleta, nadaron, saltaron de la soga al lago, navegaron en bote y fueron a la playa.
Hicieron cosas simples, pero se divirtieron mucho. Un baile en medio de la calle de manera espontánea, un reto de acostarse en la calle y esperar a que lleguen los autos solo para salir corriendo o quitarse el helado de la cara con besos.
Aceptaron sus diferencias
“No concordaban mucho, siempre se peleaban y se retaban. Pero a pesar de sus diferencias tenían algo importante en común: estaban locos el uno por el otro”.
Allie venía de una familia acomodada con padres estrictos, una carrera asegurada en la universidad y ciertos privilegios que Noa no tenía, ya que su situación económica era vulnerable, vivía con su padre y trabaja con la madera.
A pesar de estas diferencias de vida y también de sus personalidades, a los dos los unía un sentimiento que les permitió conocerse sin juzgarse. Se abrazaron como eran y se apoyaron mutuamente. No había una pretensión de que el otro funcione de cierto modo, sino que sea quien realmente era.
Discutían y se reconciliaban
“¿Te quedarías conmigo? ¿Permanecer contigo? ¿Para qué? ¡Míranos! Ya estamos peleando! Bueno, eso es lo que hacemos. ¡Nosotros peleamos! ¡Me dices cuando soy un hijo de puta arrogante y te digo cuando estás siendo un fastidio (lo que eres, el 99% del tiempo)!”.
Allie y Noa se frustraban mucho y pasaban muchos momentos de tensión, pero no tenían miedo de decirlo. Al final esos conflictos los acercaban más porque eran conscientes que se querían a pesar de todo. El amor siempre pasa por un momento de prueba y eso requiere de un trabajo que no es fácil, pero que sólo el amor verdadero lo hace posible.
Se hicieron expertos uno del otro
“Ella quería algo más, algo diferente. Pasión y romance, o tal vez conversaciones tranquilas en habitaciones iluminadas con velas, o tal vez algo tan simple como no ser segunda”.
Noa quiere saber lo que le agrada a Allie para dárselo. Le construyó la casa que siempre había soñado pintada de blanco, con persianas azules y una habitación donde podía hacer lo que le gustaba que era pintar. Noa quiere amarla del modo en que Allie se siente amada.
Querían que el otro fuera feliz
“He dejado de amargarme porque sé que lo que tuvimos fue real. Y si en algún lugar en un futuro lejano nos reencontramos en nuestras vidas, te sonreiré con alegría”.
Noa ama a Allie lo suficiente como para darle ese espacio en el que puede decidir lo que quiere en la vida, con quién quiere casarse y ser feliz. No hay egoísmo y primero está el corazón del otro antes que el deseo personal gracias a un proceso de maduración del amor.
Las historias de amor no nacen en una etapa de adultez. Pasan por una etapa de encuentro, de noviazgo para ver si es posible un proyecto de vida y luego la vida de matrimonio con sus etapas donde los protagonistas se van adaptando a cada situación vivida.
Decidieron amarse para siempre
“No será fácil, será realmente difícil. Y tendremos que trabajar en esto todos los días, pero quiero hacerlo porque te quiero. Quiero todo de ti, siempre, tú y yo, todos los días”.
Allie toma la decisión de casarse con Noa y formar una familia. Incluso ya en la vejez, con la enfermedad del Alzheimer de Allie y cuando ya no puede recordar, Noa se mantiene fiel a su compromiso diario contándole la historia de sus vidas. Un ritual para acercarla a él.
Cuando Allie fallece lo hace estando Noa acostado a su lado, y como si ninguno de los dos pudiera vivir sin el otro, al poco tiempo lo hace Noa. Hasta el final, la decisión voluntaria de amarse cada día fue lo que los llevó a permanecer unidos para siempre.