Arancha fue acogida cuando era una adolescente y pensaba que nadie la quería“La familia de acogida me dio la posibilidad lo que no había tenido: el calor de hogar, personas que no se preocupaban por mí y el aprender esos valores para poder transmitirlos después”, cuenta Guillermo, que estuvo en acogida cuando era adolescente.
Como Arancha, que “sentía que nadie me quería y que algo hacía mal. Y de pronto encontré a alguien que me quería y se interesaba por una adolescente como yo”.
Los padres de acogida se sorprenden por la falta de rencor de los niños y por la manera en que aceptan naturalmente que tienen unos padres de acogida y unos padres biológicos.
Antonio anima a aquellos que quieren construir un mundo mejor que se comprometan con las iniciativas de acogimiento familiar con las que pueden hacer muchísimo bien por personas concretas. Niños que se sentirán queridos para que, con los años, adquieran la fuerza para volar después hacia la felicidad.