Durante la jornada mundial de los pobres se realizaron actividades médicas y alimenticias en Nueva Casarapa, una urbanización construida para la clase media, pero donde ahora “la mayoría de los venezolanos somos pobres, estamos solos y necesitamos ayuda”
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
María Elena Chiquín es una anciana de piel morena que cuenta con 78 años de edad. Vive en uno de los barrios cercanos a Nueva Casarapa, un urbanismo construido a poco más de 43 kilómetros de Caracas, destinado en su momento a una pujante clase media y profesional surgida en la era democrática de Venezuela. El 17 de noviembre, en el marco de la tercera jornada mundial de los pobres, Chiquín llegó a la Iglesia “San Nicolás de Bari” de esta comunidad, con el brazo derecho claramente hinchado y lastimado.
“Siento mucho dolor y ahora no tengo ni para comprar calmantes”, dijo María Elena al ser consultada para Aleteia. “Es la mala curación de una supuesta fractura que me hice. Nadie me dijo con certeza que era lo que tenía”, se lamentaba en voz baja.“No me la pude tratar a tiempo por falta de dinero y los malos servicios en los hospitales que me pusieron a esperar mucho tiempo sin darme una solución”, agregó sobre su caso.
Esta vez fue distinto para María Elena. Recibió atención médica de parte de la fundación diocesana, y luego disfrutó de un alimento entregado por la Legión de María que hace vida en la zona. “Ojalá estas jornadas de atención para los pobres se repitan; no se olviden de nosotros”, dijo. “Estos días tendré las suficientes energías para seguir con la vida que Dios me ha dado, y caminar con la esperanza de que las cosas se pondrán mejor en mi país”.
Efectivamente, se trató de una jornada médica preventiva, en la que fueron atendidos 392 pacientes entre niños y adultos con distintas patologías. Lo organizó la Fundación Diocesana de la Salud “San Rafael Arcángel” de la Diócesis de Guarenas, destinada a brindarle atención a los más necesitados en esta región del estado Miranda, en Venezuela.
Las consultas médicas coincidieron con la tercera jornada mundial de los pobres convocada por el papa Francisco, y con la “Olla solidaria” que en esta iglesia vinculada a la parroquia “Asunción de María”, realizan los movimientos de apostolado durante el tercer domingo de cada mes. Además, era víspera de los 310 años de la aparición de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá en el Lago de Maracaibo, estado Zulia, y los marabinos residentes en Nueva Casarapa, por segundo año, realizaron una procesión con la réplica de La Chinita.
La gente no puede comprar sus medicamentos
María Collazo, directora de la fundación diocesana de la salud, consideró que la jornada fue un éxito tomando en cuenta la cantidad de personas que asistieron a las diversas especialidades que se ofrecieron y los casi 50 médicos que colaboraron. “Superamos las expectativas y las metas que estaban trazadas; y los pacientes se han mostrado muy agradecidos por el servicio recibido. Hemos atendido de manera espacial al adulto mayor”.
Por su parte, la doctora Yali Pereira, farmacéutico asistencial y una de las integrantes de la fundación, indicó que la mayoría de los pacientes se detectaron con “infrapeso y presiones arteriales elevadas, más que todo entre las personas adultas, ya que la gran mayoría de los pacientes atendidos pasan de los 55 años”. “Esto se debe a que los pacientes no pueden comprar sus medicamentos de consumo diario”, precisó Pereira.
El párroco solo vino a amarlos
El padre Dawid Dziedzic Sac, un sacerdote palotino de origen polaco, aunque conoce la zona está recién nombrado párroco. Apoyó el trabajo y visitó los consultorios. “Siempre van a contar con mi apoyo y estas jornadas las vamos a llevar a los barrios”, les decía a médicos y vecinos. En breve conversación con Aleteia habló de su experiencia del comunismo en Polonia. “Fue muy poca. Quienes sí lo sufrieron fueron mis padres”, dijo.
Sin embargo, se preguntó: “¿Quién iba a decir que me tocara vivir esa experiencia lejos de mi tierra y después de muchos años?”. Repetía el mensaje con que asumió la parroquia: “Deben obedecer a su párroco, pero eso es cosa de ustedes, yo solo vine a amarlos. Por eso quiero que este trabajo se siga realizando en todas las comunidades de nuestra iglesia”.
El padre Dziedzic Sac trabaja en esta parroquia junto a otro religioso polaco, el padre Andrzej Tekieli, quien aprovechó de consultarse con uno de los médicos asistentes. “El ejemplo de la salud entra por casa”, dijo sonriente el joven palotino.
CAMINAR A LA LUZ DE DIOS. Yelitza Salas, habitante de Nueva Casarapa e integrante de la Cofradía del Nazareno, habló de la realidad social de esta urbanización construida para la clase media hace 26 años, y que cuenta con una población cercana a las 30 mil personas sin incluir las de las barriadas. “Pero la clase media es la más golpeada en todo este tema de la crisis social, política y económica que se vive en Venezuela”, dijo.
Confirmó la soledad en que se encuentra buena parte de los adultos mayores producto de la crisis humanitaria: algunos cuidando a los nietos ante la migración forzada de sus hijos mayores; otros tristes, enfermos y abandonados tanto por familiares como por el Estado. “No está fácil descifrar la situación actual, que es complicada, pero a la luz del Evangelio, nosotros los creyentes debemos tener una señal de por dónde debemos caminar”, concluyó.
Te puede interesar:
Venezuela: “Los educadores no éramos millonarios, pero vivíamos felices”
Te puede interesar:
Ancianos y una muerte lenta: La realidad supera la ficción de FaceApp en Venezuela