Estas Biblias antiguas son artefactos históricos de incalculable valor. Revelan cómo las primeras comunidades organizaban, transmitían y conservaban sus textos y tradiciones
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La Biblia, tal como la conocemos hoy, es el resultado de un largo proceso de recopilación, debate y transmisión. En lugar de ser un libro único y unificado desde el principio, surgió como una colección de textos -narraciones históricas, leyes, poesía, profecías y cartas- escritos a lo largo de siglos en hebreo, arameo y griego. Estos textos circularon entre diversas comunidades antes de reunirse finalmente en los cánones reconocidos por las distintas tradiciones religiosas.
El proceso de definir qué libros se consideraban autorizados fue complejo. En el cristianismo, los primeros concilios y teólogos debatieron qué textos pertenecían al canon. Algunos escritos fueron aceptados universalmente, mientras que otros permanecieron al margen. Esto dio lugar a la existencia de textos adicionales, conocidos como apócrifos o libros deuterocanónicos, según la tradición. Mientras que las Biblias protestantes suelen excluir estos libros, los cánones católico y ortodoxo incluyen obras como Tobías, Sabiduría y 1 y 2 Macabeos. Otras comunidades cristianas, como la Iglesia Ortodoxa Etíope, conservan colecciones aún más amplias de textos sagrados.
La historia física de la Biblia es igualmente compleja. La transición de los pergaminos a los códices (formatos similares a los libros) desempeñó un papel fundamental en la conservación de los textos bíblicos. Las Biblias más antiguas que se conservan ofrecen valiosos datos sobre la transmisión de estos textos, su organización y los contextos culturales en los que se produjeron.
He aquí tres de las Biblias más antiguas conservadas en el mundo, cada una de ellas un notable artefacto de importancia religiosa, lingüística e histórica.
1La Biblia etíope (circa 330-350 d.C.)
Considerada la Biblia completa más antigua que se conoce, la Biblia etíope está escrita en ge'ez, una antigua lengua semítica que aún se utiliza en la liturgia etíope. A diferencia de los cánones bíblicos occidentales, la Biblia etíope contiene 81 libros, incluidos textos que no se encuentran en otras tradiciones cristianas, como Enoc, Jubileos y 1 Meqabyan.
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Esta Biblia refleja el singular desarrollo del cristianismo en Etiopía, donde la fe se convirtió en la religión del Estado en el siglo IV bajo el rey Ezana. La Iglesia Ortodoxa Tewahedo de Etiopía mantiene un canon bíblico que conserva las primeras tradiciones judías y cristianas, algunas de las cuales se perdieron en otros lugares. Los manuscritos suelen estar encuadernados en cuero, escritos en pergamino de piel de animal y conservados en bibliotecas monásticas.
La Biblia etíope ofrece una rara visión de cómo compilaban y transmitían los textos sagrados las primeras comunidades cristianas fuera del Imperio Romano. Su supervivencia en remotos entornos monásticos ha ayudado a proteger su canon distintivo de los cambios que moldearon otras tradiciones bíblicas.
El Códice Sinaítico es uno de los manuscritos bíblicos más importantes jamás descubiertos. Escrito en griego sobre vitela, contiene grandes partes de la Biblia hebrea (en la traducción griega conocida como Septuaginta) y la primera copia completa del Nuevo Testamento.
Une page du Codex Sinaiticus
Domaine public
Descubierto en el siglo XIX en el monasterio de Santa Catalina, en la península del Sinaí, el Códice Sinaítico también incluye textos que posteriormente fueron excluidos del canon, como la Epístola de Bernabé y el Pastor de Hermas. Estas adiciones proporcionan una valiosa visión de la diversidad de la literatura cristiana primitiva.
La construcción del manuscrito es impresionante, con una escritura clara y uniforme dispuesta en cuatro columnas por página, un formato poco habitual en los códices antiguos. Sus páginas revelan correcciones y notas marginales, prueba del trabajo en colaboración de varios escribas. En la actualidad, el manuscrito se encuentra repartido entre la Biblioteca Británica, la Universidad de Leipzig, la Biblioteca Nacional de Rusia y el Monasterio de Santa Catalina.
3Códice Vaticano (circa 300-325 d.C.)
El Códice Vaticano, conservado en la Biblioteca Vaticana, es uno de los manuscritos más antiguos y completos de la Biblia griega. Al igual que el Códice Sinaítico, contiene la mayor parte de la Septuaginta y del Nuevo Testamento, aunque faltan algunas partes debido a los daños sufridos.
Escrito en vitela fina con una precisión excepcional, el Códice Vaticano destaca por su elegante escritura y su mínima ornamentación. Su disposición refleja el cuidadoso trabajo de escribas profesionales, probablemente realizado en Alejandría, uno de los principales centros de erudición del cristianismo primitivo.
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El manuscrito se conserva en la Biblioteca Vaticana desde al menos el siglo XV, pero su historia anterior no está tan clara. Su conservación proporciona datos fundamentales para la crítica textual, ya que ayuda a los eruditos a comparar las variaciones entre manuscritos bíblicos antiguos y a reconstruir el desarrollo del texto bíblico a lo largo del tiempo.
Estas Biblias antiguas son artefactos históricos de valor incalculable. No solo revelan los textos en sí, sino también el modo en que las primeras comunidades los organizaron, transmitieron y conservaron. Las diferencias de contenido, lenguaje y formato entre estos manuscritos reflejan la diversidad de las primeras tradiciones cristianas y la compleja historia de la Biblia como documento cultural y religioso.
A través de estos textos, podemos comprender mejor la evolución de la organización religiosa, la difusión de la alfabetización y el arte de los antiguos escribas. Nos recuerdan que la historia de la Biblia no es solo la de las palabras en una página, sino la de las personas y culturas que las transmitieron a lo largo de los siglos.
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