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Papa Francisco lamentó que asistencia sanitaria sea un derecho para pocos

POPE FRANICS,SICK BOY
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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 20/09/19
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El Pontífice reconoció el trabajo que realiza  “Somos Community Care” desde hace varios años en la ciudad de Nueva York. La organización está dedicada a prestar atención sanitaria a aquellos que viven en situaciones de pobreza y carestía. El papa Francisco denunció hoy que la asistencia sanitaria sigue siendo un derecho garantizado “a pocos y vedado a muchos”. Lo dijo este viernes 20 de septiembre de 2019 en el aula Pablo VI del Vaticano. 

Francisco ha dado la bienvenida a 600 participantes católicos y no católicos, que participan en el Simposio sobre el tema: “La familia inmigrante y sus exigencias sanitarias”, organizado por “Somos Community Care”. Un tema que dijo: “llevo especialmente en el corazón y que interpela a nuestra conciencia”. 

El Obispo de Roma reconoció el trabajo que realiza  Somos Community Care” desde hace varios años en la ciudad de Nueva York, labor dedicada a la asistencia y a la atención sanitaria de aquellos que viven al margen de la sociedad, en situaciones de pobreza y carestía. 

De ese modo, indicó, difunden la cultura del encuentro, ·”donde nadie es descartado ni adjetivado; sino donde todos son buscados, porque son necesarios, para reflejar el Rostro del Señor”. 

Cuidado global de la persona

Francisco destacó que esta organización “se distingue por la relación de empatía y de confianza que consigue instaurar con los enfermos y sus familias, compartiendo su vida y acercándose a su cultura y lengua, con el fin de favorecer la relación humana”.

“Es de alabar el compromiso personal que tienen con aquellos que asisten. Se trata de una actitud que debe ser alentada en una sociedad que tiende a desarrollar dentro de sí «un marcado individualismo que, combinado con la mentalidad utilitarista […] produce la “globalización de la indiferencia”, constató. 

Francisco indicó que “[…] por esta senda, cada sujeto que no responde a los cánones del bienestar físico, mental y social, corre el riesgo de ser marginado y excluido”. 

“Su compromiso cotidiano se dirige a contrastar esa cultura del descarte que domina en muchos escenarios sociales. Al hacer eso, son protagonistas de un cuidado global de la persona que pone a disposición con generosidad y altruismo, un servicio integral de médicos y agentes socio-sanitarios, quienes garantizan prestaciones de medicina preventiva, de terapias y de rehabilitación”.

Asimismo destacó esta solidaridad de “Somos Community Care” con los enfermos que “es un verdadero tesoro, y es un signo distintivo del cuidado y la asistencia sanitaria auténtica, que ponen en el centro la persona y sus necesidades”.

Derecho humano, universal

“Hoy, continuó, la asistencia sanitaria está reconocida como un derecho humano, universal y como una dimensión esencial del desarrollo humano integral. Aun así, en el mundo sigue siendo todavía un derecho garantizado a pocos y vedado a muchos”. 

Constató que, con frecuencia, “allí donde está garantizada la asistencia al enfermo, la misma está dominada por el tecnicismo, que termina por prevalecer sobre la persona, desnaturalizando el sentido último del cuidado”. 

El Papa pidió no olvidar que la asistencia al enfermo es “expresión de un compromiso profundamente humano y cristiano, asumido y desarrollado como actividad no sólo técnica sino de dedicación total e incondicional y de amor al prójimo”. 

“Aun cuando no todas las intervenciones médicas producen la curación física, la asistencia sanitaria prestada con un corazón humano tendrá siempre la capacidad de beneficiar la vida, en el espíritu y en el cuerpo”, añadió.

Por eso, afirmó, “el compromiso de cada operador sanitario junto al enfermo encuentra su expresión más madura y también más eficaz cuanto está animado por el amor. Y, a partir de gestos cotidianos, este estilo hace que la cultura del cuidado florezca como elemento esencial del bien común”.

Al final, el papa Francisco les exhortó a seguir “con su importante misión al servicio de la fragilidad humana” y les confío “a la Bienaventurada Virgen María, Consuelo de los afligidos”. Para después, asegurarles su oración y bendición: “Por favor, no se olviden de rezar también por mí. Y pido a Dios que nos cuide, que nos proteja y nos bendiga a todos. Amén”.

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