Desde sus 16 años, Greta es una piedra en el zapato de mandatarios inmunes al calentamiento de la Tierra como Donald Trump
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Para unos es una chiquilla oportunista, vivaracha y con poca solidez medioambiental. Para otros es un ícono de la nueva juventud, preocupada y ocupada en enfrentar el deterioro del planeta con las redes sociales como aliadas.
Algunos ya la han propuesto para el Premio Nobel de la Paz. Es, desde luego, muy pronto. Pero su nombre, Greta Thunberg, suena en toda Europa. Y ahora sonará en la ONU.
Que escuchen los poderosos
Greta ha sido retratada con el Papa Francisco, con líderes europeos, con gente importante. Tiene 16 años de edad y padece Síndrome de Asperger. Pero no pierde oportunidad de jalar las cámaras hacia lo que considera su cruzada: alertar a los poderosos sobre el deterioro del clima.
Para ser congruente –cosa bastante curiosa en los tiempos que corren—Greta va a asistir a la Cumbre sobre Cambio Climático que se celebrará en la ONU el próximo 23 de septiembre no en un avión (por lo de las emisiones de Co2), sino en un velero.
Se trata de un velero ecológico (el Malizia II de Pierre Casiraghi, hijo de la princesa Carolina de Mónaco) equipado con paneles solares y una sofisticada técnica que no consume combustible ni genera desechos a la mar.
En esta frágil embarcación va a recorrer de manera sustentable las 3.000 millas náuticas que separan a Plymouth (en Inglaterra, de donde ha zarpado ya) de Nueva York a donde llegaría a tiempo para asistir a la Cumbre, espetar a los que niega el calentamiento global y el cambio climático su irresponsabilidad y alentar a los millenials a construir un mundo mejor.
El mensaje de Greta ha sido, desde sus famosos “viernes de protesta” frente al Parlamento de su país (Suecia), persistente: hay que unirse para que la gente que tiene el poder se responsabilice y actúe.
Desde sus 16 años, Greta es una piedra en el zapato de mandatarios inmunes al calentamiento de la Tierra como Donald Trump.
Los “viernes”, por cierto, han logrado despertar a más de un millón y medio de jóvenes y niños en todo el mundo. Ven en ellos una manera de protestar y de exigir. Protestar por el mundo que les estamos dejando los mayores y exigir mayor conciencia en los poderosos de este mundo.
Sin hipocresías
El viaje en el Malizia II lo realiza Greta junto con su padre, además del patrón del velero, de 18 pies de eslora, y dos activistas ambientales. Junto a los viajeros –que lo hacen sin emitir carbono, sin comida desechable y sin baño—Greta tendrá el apoyo de los 2.7 millones de seguidores en redes sociales.
Previamente había tuiteado: “¡Buenas noticias! Me uniré a la Cumbre de Acción Climática de la ONU en Nueva York, COP25 en Santiago (de Chile) y otros eventos en el camino… Me ofrecieron un paseo en el barco Malizia II. Navegaremos a través del Océano Atlántico desde el Reino Unido a Nueva York a mediados de agosto. #UniteBehindTheScience”.
Los tripulantes de este “paseo” dormirán en sacos sobre el suelo, se nutrirán a base de comida vegana liofilizada (no hay cocina, solo un hornillo de gas para calentar el agua: el único consumidor de energía fósil) y utilizarán como retrete una cubeta de plástico.
Como ha dicho la columnista Angela Epstein en el periódico inglés The Telegraph, “Greta Thunberg puede ser molesta, pero al menos no es una hipócrita… En comparación con los adolescentes de hoy… la dignidad de Greta Thunberg, su expresión seria y su entrega inquebrantable son un poco difíciles de ubicar”.
Después de Nueva York, Greta planea visitar Canadá, México e ir en tren, en barco o en autobús, hasta Santiago de Chile en diciembre para la COP25. ¿Volverá a Suecia en barco? Hasta el momento no lo ha revelado.