El tenista argentino Gustavo Fernández regresará al número 1 del mundo en la modalidad, y se perfila además para obtener un logro que muy pocos tenistas a lo largo de la historia han logrado: obtener los cuatro torneos de Grand Slam en un mismo año.La reciente culminación del Grand Slam británico, Wimbledon, dejó como regalo para la posteridad una de las mejores finales jamás disputadas sobre césped, entre las leyendas Roger Federer y Novak Djokovic. Entre las mujeres, la Cancha Central también albergó su reconocimiento a la historia con la presencia de Serena Williams, quien enfrentó a Simona Halep, con 27 años la más joven de los cuatro en edad, pero ya una veterana en el primer nivel. Y además de la alegría latinoamericana por el gran triunfo de los colombianos Juan Sebastián Cabal y Robert Farah en dobles, desde el tenis en silla de ruedas llegó otro triunfo para el recuerdo.
El tenista argentino Gustavo Fernández se coronó por primera vez en su carrera en esta Catedral del Tenis, al vencer por 4-6, 6-3 y 6-2 al japonés Shingo Kunieda, un emblema del deporte. Todo el alto rendimiento deportivo supone una fuerza extraordinaria, y un entrenamiento exigente. Pero baste para dimensionar lo que es el desempeño de estos atletas en particular intentar circular en bicicletas sobre la hierba, o si se tiene la posibilidad, subirse a una silla de ruedas y circular por un jardín.
Con su victoria en el All England, Fernández regresará al número 1 del mundo en la modalidad, y se perfila además para obtener un logro que muy pocos tenistas a lo largo de la historia han logrado: obtener los cuatro torneos de Grand Slam en un mismo año. Este 2019, Fernández ya ganó en Australia y Roland Garros. Si logra vencer en el US Open, hay que ir hasta Steffi Graf en 1988 para encontrar una cadena de victorias similares en el mismo año. Tal proeza es conocida, a secas, Grand Slam.
Nacido hace 25 años en Río Tercero, Córdoba, Fernández es hijo del exbasquetbolista Gustavo Fernández, múltiple campeón de la liga local. Amante del deporte desde la cuna, debió esforzarse por encontrar las modalidades para hacerlo ya que al año y medio sufrió una severa lesión medular que le dejó la mitad del cuerpo inmovilizado. Comenzó a jugar al tenis a los seis años. Comenzó a ganar en la Argentina y en el mundo, hoy ya lleva 25 títulos, entre ellos cinco Grand Slams, y fue abanderado de la delegación argentina para los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro.
Aunque asume la bandera como parte del desafío para cambiar la realidad, le molesta ser considerado una “excepción”. Cree que se le tiene mucho miedo a la discapacidad, y que tendría que ser más natural ver un atleta en silla de ruedas, o una persona discapacitada con su novia por la calle. Pero como no es así, se hace cargo de representar lo que representa y de representar una motivación para que los chicos como él no bajen los brazos, como dijo una vez en una entrevista a La Nación.
Su biografía, publicada el año pasado, fue prologada nada menos que por Rafael Nadal. Y cuenta con el testimonio incluso de Novak Djokovic, el otro número 1 del mundo. Es que a su joven edad, Gustavo Fernández ya es leyenda del tenis.
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