El pueblo de la época de la Reina Cristina de Suecia se informaba de los grandes eventos romanos gracias a los "Avisos de Roma". Una especie de revistas de crónicas de la época. Los hechos podía o no ser reales, pero seguro que lo que allí se contaba se propagaba rápidamente por el pueblo.
Pronto llegó al noticia de la llegada de la reina Cristina de Suecia. Una reina que hizo su entrada triunfal por la famosa "Porta del Popolo", que fue restaurada para tal ocasión por nada menos que el gran escultor Gian Lorenzo Bernini.
En una época que el cabalgar era sólo cosa de los hombres, Cristina de Suecia hizo su entrada triunfal en Roma, montada en un hermoso caballo blanco a tal punto que el primer comentario de los pueblerinos fue "ahí llega la reina de las amazonas".
Llamó por muchas cosas la atención: era culta y mundana, demasiado libre para seguir ciertas reglas en la sociedad y sobre todo, le encantaba montar a caballo.
El cronista de la época relató todos los particulares cargados de galanterías, expresando sobre la reina: "Dibujada por la naturaleza como hombre para después terminar como mujer".
Con esta expresión quizás quería expresar la fuerte personalidad de Cristina, como si fuese un hombre atrapado en el cuerpo de una mujer; pero suscitó en el pueblo más de una controversia.
Y el chisme obviamente fue de boca en boca agrandando la fantasía de la gente. ¿Sería Cristina de Suecia un hombre?
Más allá de la leyenda, la reina pasó treinta años en Roma, dedicándose a las artes, la filosofía y la teología. Escribió varias obras literarias entre ellas su autobiografía. Protestante de nacimiento, se convirtió al catolicismo el año de su abdicación. Y su tumba se encuentra junto a varios papas en el Vaticano.