La investigación sobre el asesinato del estudiante de posgrado, aspirante al sacerdocio y joven muy cercano a la Iglesia, Leonardo Avendaño (29), ha dibujado varios escenarios: todos ellos apuntan al titular de la parroquia del Divino Salvador, el sacerdote Francisco Javier “N”, quien se encuentra detenido en el Reclusorio Oriente de la Ciudad de México.
Tras una semana de incertidumbre, la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México ha reunido, dice, todos los elementos para inculpar al sacerdote de haber cometido el asesinato por asfixia de Avendaño.
La última hipótesis — que se ha dado a conocer es que la muerte del estudiante de posgrado de la Universidad Continental– es que estaban realizando “un juego” y éste “se le salió de control” al sacerdote y terminó asfixiando y matando a quien era muy cercano a él en la parroquia del Divino Salvador.
Los detalles de la investigación –no obstante la Procuraduría capitalina se haya adelantado a detallar, mediante grabaciones de cámaras de vigilancia, el recorrido que hicieron Avendaño y el sacerdote en la camioneta del primero la madrugada del 12 de junio– siguen siendo meramente especulativos.
El diagrama de las cámaras del llamado C5 (el control de vigilancia de la CDMX) abarca desde la parroquia en el barrio sureño de Tlalpan hasta la carretera al cerro del Ajusco, donde, finalmente, fue encontrado el cuerpo de Leonardo tras algunos días de búsqueda por parte de autoridades y familiares.
Un detalle que podría convertir este crimen en algo monstruoso es que el propio sacerdote Francisco Javier “N” fue quien oficio la Misa de cuerpo presente y despidió cristianamente los restos mortales de quien fuera su allegado.
Incluso dio declaraciones a la prensa, al terminar la Misa, en las que, haciendo un símil con una mordedura de víbora, pedía a la familia (y a la sociedad), que “atraparan a la víbora”, pero que no se quedaran con “el veneno adentro”, porque la Iglesia católica, dijo, siempre otorga el perdón, pero también exige justicia.
Según la versión del “juego mortal”, el sacerdote habría ejercido presión sobre el cuello de la víctima, pero “sin intención de matarlo”. El hecho es que Leonardo no pudo reaccionar y falleció en el interior de su vehículo. Los peritos, por lo demás, no encontraron huellas de violencia en el cuerpo del joven y tampoco signos de haberse resistido a la acción en su contra.
Más tarde, el sacerdote lo traslado al asiento trasero del automóvil, lo tapó con una manta y pidió a otra persona que lo recogiera cerca de la 4:00 del 12 de junio.
Al día siguiente de su detención, vecinos de la parroquia de la colonia Barrio La Fama, en la alcaldía de Tlalpan, donde se encuentra la parroquia en la que servía servía el padre Francisco Javier “N”, bloquearon avenidas y exigieron la liberación inmediata del inculpado.
Pidieron justicia porque lo consideran inocente. ¿Lo será? Todo apunta lo contrario.
Hoy celebramos a...