La respuesta obvia sería aléjate de esa persona e inclúyela en tus oraciones. Sin embargo, a veces son personas de nuestro entorno que no podemos simplemente anular de nuestra vidas
Hay personas que lamentablemente sólo aportan negatividad a nuestra vida, a veces de forma adrede y otras no. Es cierto que como católicos, especialmente en tiempos de Semana Santa, debemos trabajar en nuestra paciencia y mas bien ayudar a estas personas a tener un cambio de actitud que les favorezca; sin embargo, a veces, por más intentos que se hagan, esto no ocurre y podemos hasta terminar contagiándonos nosotros y seguir esparciendo estas “toxinas” que nos hacen daño tanto a nivel interno como en nuestras relaciones interpersonales.
¿Qué hacer entonces? La respuesta obvia sería aléjate de esa persona e inclúyela en tus oraciones. Sin embargo, a veces son personas de nuestro entorno que no podemos simplemente anular de nuestra vidas (como familiares, socios o compañeros de trabajo), así que aquí les dejo algunas recomendaciones.
– Analiza e identifica
Lo primero que tienes que hacer es aceptar que no se trata de una fase o algo momentáneo sino que esa persona a la que quieres mucho o no tienes más opción que trabajar con ella es tóxica para ti y tienes que hacer todo lo posible para minimizar su efecto en ti. No es que sea mala, sino que esta persona quizá tuvo un pasado difícil y/o está lleno de miedos o inseguridades que se reflejan en su comportamiento.
Hay distintos tipos de “gente tóxica” según varios autores que se pueden resumir en: los que culpan (nunca asumen sus fallas y buscan siempre la responsabilidad en un tercero), agresivo verbal (gritan de forma impulsiva y se hacen llamar “explosivos”), los quejones (aunque la queja es una manera de expulsar una emoción, cuando se hace de una manera demasiado constante y sin una voluntad real de buscar una solución, se convierte en tóxica), el mediocre (es la persona adicta al confort de una manera poco saludable y te desmotiva a cumplir tus sueños), los envidiosos (siempre están pendientes del dinero que ganan los demás, lo que le costó a alguien lo que se acaba de comprar, lo que tiene, etc), el descalificador (siempre está más pendiente de ver qué cosa mal hacen los demás y menospreciar su esfuerzo para no ver sus propios errores), el falso (carece de identidad propia así que constantemente está fingiendo y suele atacar precisamente a la gente con mucha personalidad), el chismoso (como no tiene experiencias propias o relaciones muy superfluas, lo único que le queda es hablar de otras personas) y el neurótico (en su mundo ideal de perfección nunca están satisfechos, todo está mal y viven en un constante angustia así que es difícil conectar con ellos).
Una vez que identificas qué tipo de persona tóxica es puedes trazar una estrategia más específica o lograr que sus palabras dañen menos.
– Evita situaciones potencialmente negativas
Con esto no quiero decir para nada que tú seas el culpable de que esta persona te esté drenando tu energía, pero sí hay que analizar qué temas son los que detonan su agresividad o negatividad y a ti te hacen sentir incómodo o hasta agotado. Hay unos que verás que se pueden evitar y tú también, al estar consciente de que esta persona es tóxica, puedes desarrollar más empatía y resistencia que te ayudarán a manejar la situación con mayor inteligencia emocional o no darle pie para que comience.
Igualmente, es importante que establezcas límites. Esto es especialmente útil con los quejosos y chismosos, puedes interrumpirlos para preguntarles: “¿y qué piensas hacer para solucionarlo?” para tratar de convertir la conversación en algo más productivo. Tu actitud ante las circunstancias también puede ser un elemento transformador.
– Explora tu reactividad
De nuevo, no es que tú tienes la culpa y claro que es muy humano que ante un ataque de una persona o una constante victimización uno pierda los estribos. Pero como dice el dicho: “No ofende quien quiere, sino quien puede”.
Además de establecer límites, analiza tus respuestas (en contenido y forma) para no retroalimentar a la persona tóxica sino mas bien neutralizarla (¿no te ha pasado que a veces pasas horas peleando por mensajes de texto en el celular y el problema en lugar de solucionarse crece más y más y luego ni siquiera sabes cómo llegaste hasta ese punto?) Reformula la situación y trata de darle la vuelta porque, recuerda, es su problema, no el tuyo, y no se puede ayudar al que no está dispuesto a escuchar.
– Añade más positivismo
Una manera de contrarrestar un ambiente tóxico es añadir más elementos que te brinden alegría. No necesariamente tiene que ser una relación con otra persona, puede ser desde inscribirte en un nuevo curso, leer un libro enriquecedor, etc que te influyan positivamente.
– Al mínimo
Si no puedes alejar a esta persona de tu vida y sientes que no hay nada que puedas hacer ya para que esta persona le inyecte negatividad a tu vida, trata de minimizar o limitar el tiempo que pasas con ella.
– No normalices o ignores este comportamiento
Tampoco es decir: “ah, bueno, dejaré que se siga comportando así porque él es tóxico y ya”. Es importante que le hagas saber a esta persona, de una forma amable, que su actitud te está afectando. Quizá no cambie su comportamiento, pero sí por lo menos la manera que te trata a ti.
Asimismo, no temas en buscar apoyo, así como hay personas en tu vida que se comportan de forma tóxica, también seguro tienes varias que te ayudan en momentos difíciles o que están pensando lo mismo que tú pero no se atreven a expresarlo. Si por ejemplo se trata de alguien del trabajo, dos colegas pueden ir a hablar con esta persona y, sin hacerlo sentir bajo ataque, se dé cuenta que es una percepción general y que está afectando el ambiente laboral.
Igualmente, después de leer esto, analiza si tú quizá estás siendo una persona tóxica para alguien más. Todos los seres humanos nos equivocamos, tenemos malos momentos y podemos rectificar. Una persona tóxica no lo es necesariamente para siempre y si tú fuiste víctima de una de ellas, deja ir esas emociones, perdona y siempre está atenta a las señales para detectarlas más prontamente en un futuro.