La periodista mexicana Valentina Alazraki: “Es una quimera pensar que hoy se pueda esconder un escándalo. Es como tapar el cielo con un dedo. No se puede, ya no es ni aceptable ni admisible”. “Todos ustedes tienen que entender que el silencio cuesta mucho más caro que enfrentar la realidad y hacerla pública”, lo dijo la periodista mexicana Valentina Alazraki a los 190 clérigos y expertos de los cinco continentes participantes en la Cumbre para la “Protección de los Menores en la Iglesia”, este sábado 23 de febrero de 2019 en la tarde, en el Vaticano.
La corresponsal de Televisa, vaticanista desde 1979, quien ha acompañado a los tres últimos papas en 150 viajes internacionales, exhortó al papa Francisco y a 114 presidentes de las conferencias episcopales del mundo en el Aula Nueva del Sínodo, a aprender de los errores del pasado en los casos de los abusadores sexuales en serie: Marcial Maciel (1920-2008), el fundador mexicano de la Legión de Cristo y en Chile (el ex sacerdote Fernando Karadima de la parroquia El Bosque), evitando el secretismo e invertir en una comunicación transparente porque, consideró, es “indispensable” para resolver el problema de los abusos.
La periodista que se presentó en el aula, no solo como una profesional, sino como una madre preocupada por las familias y parte de la sociedad civil, instó a los líderes de la Iglesia a que “inviertan en la comunicación, con personas altamente calificadas y preparadas para hacer frente a las exigencias de transparencia del mundo actual”, inclusive ya apuntando a los próximos escándalos que tocan a la puerta de la Iglesia: los casos de abusos contra religiosas y a monjas por parte de sacerdotes y obispos.
“Si no se informa con tempestividad, la respuesta ya no interesará, será demasiado tarde y otros lo harán, a lo mejor de una manera incorrecta. El riesgo es alto y el precio de este tipo de conducta es aún más alto”, expresó.
“El silencio – continuó – da la sensación de que las acusaciones, independientemente de que sean verdaderas o falsas, o en parte verdaderas y en parte falsas, son seguramente verdaderas y que se teme dar una respuesta que pueda ser inmediatamente desmentida”.
Maciel facilitado por una comunicación enferma
La periodista consideró que sería “mucho más sano, más positivo y más útil que la Iglesia fuera la primera en dar la información, de manera proactiva y no de forma reactiva, como es lo habitual”.
En este sentido, invitó a aprender de los errores del pasado. “Yo soy mexicana y no puedo dejar de mencionar quizás el caso más terrible que haya ocurrido dentro de la Iglesia, el de Marcial Maciel, el fundador mexicano de la Legión de Cristo. Yo fui testigo de ese triste caso desde el inicio hasta el final. Más allá del juicio moral sobre los crímenes cometidos por este hombre, que para algunos fue un enfermo, y para otros un genio del mal, yo les aseguro que en la base de este escándalo, que tanto daño ha hecho a miles de personas, hasta salpicar la memoria de quien ahora es un santo, Juan Pablo II, se debió a una comunicación enferma”.
La periodista que también fue testigo en la causa de canonización de Karol Wojtyla, aseguró que en la situación de Maciel, “no hay que olvidar que en la Legión había un cuarto voto por el que, si un legionario veía algo que no le pareciera de un superior, no podía ni criticarlo y mucho menos comentarlo”.
“Sin esa censura, sin ese encubrimiento total, si hubiese habido transparencia, Marcial Maciel, no habría podido durante décadas abusar de seminaristas o tener tres o cuatro vidas, esposas e hijos, que llegaron incluso a acusarlo de haber abusado de su propia descendencia”, sostuvo la periodista mexicana que ha participado a 100 de los 104 viajes apostólicos de Juan Pablo II por el mundo.
En este contexto, alabó la determinación del papa Benedicto XVI en enfrentar el caso Maciel, así como también lo hizo el papa Francisco en su viaje de regreso a Abu Dabi, cuando dijo que el cardenal Ratzinger quiso hacer limpieza y el otro equipo ganó.
Al respecto, la comunicadora afirmó: “Para mí este es el caso más emblemático de una comunicación enferma, corrupta, del que se puede y se debe aprender varias lecciones. El papa Francisco le dijo a la Curia de que, en otras épocas, al tratar estos temas, había habido ignorancia, falta de preparación, incredulidad. Yo me atrevo a decir que también había corrupción”.
Corrupción comunicativa también por dinero
La periodista que lleva cubriendo el Vaticano desde hace casi 45 años, durante cinco pontificados diferentes aseveró: “Detrás del silencio, de la falta de una comunicación sana, transparente, hay muchas veces no sólo miedo al escándalo, la preocupación por el buen nombre de la institución, hay también dinero, cheques, regalos, permisos para construir colegios y universidades en zonas donde a lo mejor no se podía construir. Hablo de lo que yo he visto y he investigado a fondo”.
La vaticanista relacionó los abusos a la falta de transparencia y que toca varias dimensiones de la vida eclesial, inclusive la económica. “El papa Francisco nos recuerda siempre que el diablo entra por el bolsillo, y tiene toda la razón. La transparencia les ayudará a luchar contra la corrupción económica”.
Los abusos no habladurías, son crímenes
En otro momento, insistió en que no se “puede culpabilizar a los medios por destapar o informar sobre abusos”. “Los abusos contra menores no son ni chismorreos ni habladurías, son crímenes. Recuerdo las palabras del papa Benedicto XVI, en el vuelo hacia Lisboa cuando nos dijo que la mayor persecución a la iglesia no viene de los enemigos de afuera sino nace del pecado de la Iglesia”.
El caso Chile y Karadima que implicó a Francisco
El papa Francisco que instó, desde el principio, a los participantes al encuentro a hablar con franqueza, eso obtuvo de la periodista mexicana cuando le recordó la lección amarga de la desinformación que hubo alrededor de la crisis de los abusos en Chile, y la falta de escucha de las voces valientes de las víctimas de la diócesis de Osorno por parte de la jerarquía eclesial chilena, alrededor del nombramiento del obispo Juan Barros en esa diócesis, y de su defensa por parte del papa Francisco debido al mal asesoramiento de los obispo chilenos, cuando éste prelado era acusado de encubrir al sacerdote Fernando Karadima (1930 – ) de sus abusos, por ser su pupilo y beneficiario de las influencias del sacerdote abusador a su carrera eclesiástica.
La periodista no mencionó directamente el caso Karadima en Chile, pero dijo: “Creo que el papa Francisco lo ha vivido en carne propia con el caso de Chile y se ha visto obligado a pedir una disculpa. Por esa falta de información que lo llevó a tomar decisiones que en ese momento luego él entendió que no eran ciertas. Entonces, la responsabilidad de los que tienen que hacer fluir la información es enorme”.
Periodistas denuncian y no son criminales por eso
Alazraki insistió en que no se “puede culpabilizar a los medios por destapar o informar sobre abusos”. “Me gustaría que salieran de esta aula con la convicción de que los periodistas no somos ni los abusadores ni los encubridores. Nuestra misión es la de ejercer y defender un derecho, que es el derecho a una información basada en la verdad para hacer justicia”.
Cabe decir, que no sucede todos los días que una mujer periodista, latinoamericana, y en el contexto de una reunión internacional de líderes eclesiales, en su mayoría hombres, revele aspectos tan concretos y vitales en materia de transparencia informativa para la Iglesia. Precisamente, ayer, el papa Francisco destacó la importancia del punto de vista femenino, sin que sea un machismo con falda, en la Iglesia en el análisis de los males que la aquejan, porque era como “verse a sí misma”, dado que la “iglesia es madre y mujer”.
[Actualización final: 18:40 – Hora de Roma]