No pueden declarar a medios de comunicación, les prohíben usar sus redes sociales, censuran sus historias, les impiden salir del país y deben presentarse en tribunales cada 30 días
Lo esperado por los más acuciosos ha ocurrido: la espúrea Asamblea Nacional Constituyente (ANC) anuncia la puesta en libertad de una treintena de presos políticos pero la realidad es que siguen presos. Las condiciones en que continúan habla de una prisión sin rejas. Es la razón por la que el Foro Penal habla de “excarcelados”, en lugar de liberados.
Otro detalle revelador y no menos sospechado: no son todos los que están. En la lista de liberados figuran presos que el gobierno detuvo por delitos comunes. Los nombres de presos políticos contenidos allí son pocos. Quedan muchos en las mazmorras del régimen madurista. Eso debe saberlo el mundo para distinguir entre una medida humanitaria y de justicia y el show mediático que el gobierno de Venezuela ha escenificado, urgido por las sanciones impuestas por la comunidad internacional.
Según las cuentas de los defensores de derechos humanos, liberaron a “10 rehenes de la dictadura” y no a 39 como han proclamado. Ahora se sabe que los otros 29 eran colectivos y otros delincuentes comunes. Según se ha hecho público, entre los presos políticos que salieron “beneficiados” –como dice la presidenta de la ANC- está una mujer que fue directiva del Concesionario La Venezolana, el cual estafó a miles de personas con la venta de carros chinos.
Apenas anoche escribía en su cuenta de Twitter José Vicente Haro, abogado en DDHH: “Llega la medianoche de este #1Jun y el régimen de Nicolás Maduro sigue negándose a liberar a Gregory Sanabria y prestarle asistencia médica. Paradójicamente la víctima de brutales agresiones, tratos crueles e inhumanos que originaron la crisis en el SEBIN Helicoide el 16 de Mayo”.
Son muchas las víctimas de tratos crueles e inhumanos. Tal vez hoy, por su edad, rango y evidente daño causado, el de mayor visibilidad sea el valiente general Vivas. Todo el país presenció, entre impactado e indignado, cuando caminaba entre dos personas que lo sostenían, apoyado en un bastón, la espalda doblada y su paso lento y penoso, una vez fue presentado ante las cámaras de la televisión estatal.
El general Ángel Vivas fue uno de los presos políticos trasladados a la Cancillería este viernes, 1 de junio, y presentado ante la Comisión de la Verdad, Justicia y Paz. Al entrar a la sede de la Casa Amarilla (*), visiblemente encorvado y asistido por dos personas, gritó: “¡Muera la tiranía, viva la libertad!”.
Las palabras de Vivas quedaron registradas en cámara mientras un reportero del canal Venezolana de Televisión hacía un pase televisivo desde la Cancillería.
El general Ángel Vivas fue privado de libertad en su residencia en Prados del Este el 7 de abril de 2017. El militar era uno de los 48 presos políticos que permanecían recluidos en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) en El Helicoide.
Durante su reclusión, la defensa de Vivas solicitó que se le otorgaran medidas humanitarias por problemas de salud. El general presentaba una fractura en la columna vertebral y una hiperplasia prostática, un agrandamiento de la próstata que le ocasionaba dificultades al orinar.
Su hija ofreció a los medios una valiente declaración que dice mucho acerca del temple heredado de su padre y también de los principios y valores que la formaron en familia: “Yo le digo a Nicolás Maduro que es un asesino y espero verlo pagar con justicia los crímenes de lesa humanidad cometidos”, exclamó con toda serenidad y firmeza Nathalia Vivas, hija del Gral. Ángel Vivas. Ante demostraciones constantes del síndrome de Estocolmo que suele afectar a las víctimas, el emplazamiento lleno de coraje de esta hija de militar digno, contrasta e infunde esperanza en que una nueva generación de venezolanos emerge de la crisis.
Queda en evidencia que el totalitarismo consiste en invertir la valoración del bien y el mal. Así, el chavismo revierte el discurso: hacer justicia es una cortesía arbitraria del opresor. Como privar de libertad a un ciudadano (a) es una potestad del poder y no la consecuencia de un delito juzgado y sancionado luego del debido proceso. La liberación “a dedo” de esos presos demuestra el infundado y despótico móvil político por el cual sufrieron cárcel y malos tratos. Gente que nunca debió estar presa y que ahora recibe “una merced” de quienes deben responder por sus abusos pero jamás pagarán el sufrimiento causado a seres inocentes.
Amanecimos reflexionando sobre las palabras del Papa Francisco que irrumpen este sábado en titulares de prensa mundial: “Quien sufre entiende mejor el don de la vida”. Podríamos parafrasear: “Quien conoce el presidio valora mejor el don de la libertad”. Amenazada la vida como está en nuestros países, no hay mandato más pertinente que luchar por la libertad.
(*) Sede de la Cancillería venezolana
Foto archivo