Una niña de 9 años instala en su colegio el “banco de los amigos”, una iniciativa plagada de empatía y generosidad, dos de los grandes valores de una amistad. ¿Conoces los demás?
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Empatía es una palabra importante cuando hablamos de amistad y de amor la prójimo. Samantha Vance la tiene y por eso su iniciativa ha sido compartida por miles de personas a través de las redes sociales después de que Usa Today publicara su historia.
Esta niña de 9 años reunió centenares de tapones de plástico para instalar un banco en el patio de su colegio, en Indiana (EEUU). Su banco tiene una misión muy especial, acoger a quien se encuentre solo, al compañero que no encuentra a nadie con quien jugar. Plasmó su idea en un papel y le puso nombre: “el banco de los amigos”.
“Si alguien está solo o si son nuevos en la escuela y no tienen a nadie con quien jugar, pueden sentarse en el banco, y cuando otras personas les vean allí se acercarán a ellos y les invitarán a jugar”, explicó Sammie en el periódico.
No son pocos los niños que están impulsando estas iniciativas impregnadas de valores en sus colegios que ayudan a construir una sociedad con más empatía y amistad.
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La amistad es un vínculo que puede traernos grandes satisfacciones y alegrías al tener la posibilidad de compartir experiencias, emociones, ideas y hasta proyectos conjuntos. Entre amigos es posible el apoyo, la ternura, la solidaridad, la confianza el respaldo, el aprecio y muchos otros sentimientos que hacen la vida más cordial.
Las amistades profundas no se cimientan solo en la simpatía, es decir en tener gustos parecidos o como se dice comúnmente “caerse bien”. Es la empatía, o la capacidad de ponerse en los zapatos del otro, lo que realmente sostiene una buena amistad. Esto significa poder comprender las tristezas y dificultades de nuestro amigo y acompañarlo en sus alegrías. Aunque en general las amistades nacen de compartir intereses conjuntos y en muchas ocasiones buscamos amigos que sean como nosotros, lo que potencializa la amistad es el entender que el otro puede ser distinto y que es posible tener tantos puntos de divergencia como de acuerdo.
Saber cultivar las amistades
Un compromiso verdadero con los amigos implica también cultivar constantemente la relación de amistad, pues esta no nace de la nada ni es mantenida por el azar.
Para crear y renovar una amistad donde haya crecimiento y satisfacción es necesario invertir tiempo, estar al tanto del otro y mantener distintos canales de comunicación.
No todos los amigos comparten de la misma forma, ni se comunican igual. Hay algunos que sin necesidad de verse constantemente conservan lazos fuertes. Para otros el encuentro permanente es algo fundamental.
En cualquiera de estos casos las relaciones de amistad requieren ser cuidadas y estimuladas. Las amistades que se basan tan solo en el interés del momento, difícilmente llegaran a ser duraderas.
Los grandes valores de la verdadera amistad
- La lealtad en todas las circunstancias. Es la esencia de la amistad.
- La generosidad para compartir el propio tiempo.
- La sinceridad y apertura en la relación, para compartir los propios sentimientos.
- La actitud de disponibilidad incondicional.
- La constancia en la relación, tanto en los momentos fáciles como difíciles
- La tolerancia y el respeto en la relación pues nadie es perfecto
- El apoyo empático en todo momento.
La calidad de una verdadera amistad es calidad de vida
Según una investigación en Estados Unidos, realizada por científicos de la Universidad de California, San Diego, los genes influyen en la elección de los amigos. Se descubrió que las personas que poseen un gen asociado a la creación de vínculos tienden a crear amistades.
Pero las amistades no son solo cuestión genética. Se trata de cultivar y desarrollar la disposición de apertura hacia los demás para experimentar los beneficios y buscar activamente la mejor calidad de vida posible partiendo de las buenas relaciones y amistades.
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Consejos para cultivar una verdadera amistad
- Siempre la verdad por delante.
- Mantener el secreto de todo lo que ha sido referido confidencialmente.
- Apoyar con hechos las peticiones de verdadera necesidad de los amigos.
- Saber reir y llorar con ellos.
- Nunca juzgarlos, sobre todo sin motivos verdaderos o graves.
- Aceptar los defectos de cada uno.
- Apertura para ayudar a caer en la cuenta cuando hay errores graves.
- Saber escuchar.
La verdadera riqueza y calidad de vida del ser humano se mide sobre todo por la cantidad y calidad de amistad que viven en torno a la propia vida.