¿Qué hay más dulce y tierno que la sonrisa de un niño?¿Está bien que los abuelos malcríen a sus nietos? Es difícil de responder a esta pregunta… En casa de la abuela siempre hay caramelos y chocolate, y además pocas veces te dice lo que debes y no debes hacer.
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Los abuelos somos más pacientes, hemos aprendido con los años, y también carecemos de las energías necesarias (que sí tienen los padres) para imponer la disciplina a los nietos.
Digamos la verdad: no nos apetece reñir a los nietos. ¿Que los nietos no van a la siesta…? no se les insiste. ¿Que si van a dormir tarde…? no pasa nada, y ¿Que ven más televisión (siempre que sean programas adecuados)…? tampoco pasa nada.
Los niños saben que están en otro territorio. Y nosotros sabemos que no hay nada más dulce y tierno que la sonrisa de un niño.
Los abuelos debemos estar siempre en consonancia con los padres: no somos los principales educadores de los nietos. Los principales educadores son los padres.
Hay que tener siempre claro que el abuelo no puede sustituir al papá, y sobre todo las abuelas han de saber que no son las mamás de sus nietos, en especial cuando la madre de ellos es la nuera.
Los abuelos representamos la continuidad del amor y los valores en la familia.
Los abuelos necesitamos de los nietos porque ellos nos dan cariño y los nietos necesitan de los abuelos porque les damos cariño también, o sea que abuelos y nietos nos necesitamos mutuamente.
Hay también un aspecto fundamental, que lo ha recordado el papa Francisco en el documento de la semana pasada, la Exhortación Apostólica “Gaudete et exultate” (el Papa siempre habla de alegría en sus documentos), dedicado a la llamada universal a la santidad. (Amoris Letitiae La alegría del amor, Evangelii Gaudium, La alegría del Evangelio, Laudato sí…Alabado seas, etc.).
Dice Francisco: ¿Quieres ser santo? Sé virtuoso, practica las virtudes. “¿Eres padre, abuelo o abuela? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús”.
En La alegría del amor, el Papa dice que muchas veces –a causa del poco tiempo que tienen los padres– son los abuelos los que transmiten la fe a las nuevas generaciones. Y quien dice la fe, dice también el acervo cultural, lingüístico, de la familia, las tradiciones del país en el que vive. Y lo transmitimos no porque hablamos mucho, sino que lo transmitimos con nuestro comportamiento: los niños son esponjas y lo absorben todo.
Una gran preocupación hoy de la Iglesia es la transmisión de la fe. ¡Mucho descansa sobre los abuelos!
¿Cómo acercarse más a los nietos? Si están cerca es verlos a menudo, siempre que esto no moleste a los padres. Si están lejos… hablamos por skype, por Internet, o hay abuelos que tienen facilidad para escribir y les escriben cartas a los nietos.
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Los abuelos hemos de cuidar y facilitar las reuniones familiares, pues aunque nosotros hagamos poco ruido, nuestra simple presencia es ya agradable a los hijos y a los nietos.
Por la edad que tenemos, los abuelos tenemos poco tiempo para disfrutar de los nietos. Los nietos tendrán a sus padres toda la vida o durante muchos años, pero los nietos no tendrán a sus abuelos mucho tiempo.
Por eso hay que aprovechar el tiempo de estar con ellos, con alegría y sin apechugar, contando siempre con su libertad y sobre todo con sus padres. Que tenenos poco tiempo lo sabemos nosotros, pero no ellos pues no tienen adquirida todavía la dimensión del tiempo.
¿Y los nietos adolescentes? ¡Uuuufff! Escuchar y poco preguntar, que se sientan libres en el coloquio. Muchos se abren más a los abuelos que a los padres: mano izquierda.
¿Por qué ven poco a sus nietos? En los tiempos que vivimos cada vez es más común que los abuelos no vean o vean muy poco a los nietos.
Un divorcio conflictivo, las rencillas entre abuelos y progenitores son casi siempre los motivos por los que los más mayores de la familia no ven ni disfrutan de sus nietos.
¿Tienen derechos los abuelos a ver a sus nietos?
Hay derechos de visita y si no la obtienen pueden reclamar a los tribunales por vía civil, como ocurre en las legislaciones de muchos países latinos.
Siempre se dice que los mayores perjudicados en caso de una separación son los niños, y así es, pero hay otros actores en esta función a los que a veces no se tiene en cuenta y que también tienen mucho que perder: los abuelos.
Los nietos –aunque es cierto que hacen mucho ruido– nos hacen soñar en el futuro: ellos son el futuro, son la esperanza de la familia y de la sociedad.
Acogerlos con alegría y con cariño nos reportará también alegría y cariño (ternura) a nosotros, aunque a veces la abuela se molesta porque descolocan algún objeto de la casa, algún mueble o rompen algo.
Cuando se van los niños de casa muchos abuelos dicen “¡qué descanso!”, pero al día siguiente los echamos de menos, porque echamos de menos estas sonrisas inocentes, su mirada cariñosa, sus caricias, sus besos y porque son de nuestra familia de carne.
¿Qué hay más dulce y tierno que la sonrisa de un niño?
Por Salvador Aragonés
Abuelo y periodista