Una medida que se tomaría por la crisis de seguridad que vive el país sudamericano
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“El esfuerzo contra la delincuencia no puede quedar sólo en Río (de Janeiro)”
Así se expresó el presidente de Brasil, Michel Temer, en las últimas horas. Con estas palabras difundidas este jueves en un artículo de opinión firmado por él del diario Folha de San Pablo –reproducidas por ANSA– el mandatario dejó abierta la posibilidad de la extensión de la militarización más allá de Río de Janeiro.
“Confiamos en que obtendremos en la seguridad los mismos buenos resultados”, expresó, al tiempo de indicar que en Brasil “hay un clamor nacional de paz”.
La crisis de seguridad en Río de Janeiro y en especial en el resto de Brasil es una vez más tema de debate. En las últimas horas tuvo un nuevo capítulo luego de la asunción de un nuevo ministro de Seguridad, Raúl Jungmann, tras la creación de una cartera enfocada a coordinar acciones tanto de la Policía Federal, como de la Policía de Carreteras, además de la Secretaría Nacional de Seguridad, entre otras.
De fondo aparece el tema de la delincuencia, el crimen organizado y el narcotráfico, algo que de momento no ha podido ser controlado por las autoridades y que se presenta como algo más allá de Río de Janeiro, ciudad que a diario vive episodios de violencia, balas perdidas y hasta increíbles historias.
Una de ella es la de el bebé Antonio, un pequeño que nació de forma acelerada hace algunas semanas luego de un asalto en una favela terminara con su madre baleada en la cabeza. Luego de haber sido trasladada de urgencia a un centro hospitalario la mujer fue operada y también sometida a una cesárea. Al poco tiempo, si bien al comienzo se debatía entre la vida y la muerte, Antonio fue dado de alta y se transformó en símbolo de esperanza.
El pasado 15 de febrero, en tiempo de carnaval, Temer reunió a diferentes miembros del gobierno y tomó la decisión de militarizar la ciudad de Río de Janeiro. Esta medida en la “cidade maravilhosa”, famosa por sus maravillosos paisajes y la gigante imagen de Cristo Redentor encima de un morro, representa la intervención federal en la seguridad pública ante la crisis que de momento se presenta inmanejable.
Ahora, parece que Temer quiere ir por más y está evaluando seriamente la extensión de la intervención militar más allá de Río de Janeiro a otras ciudades de Brasil (siendo que Río no es la más violenta de todas).
Por ejemplo, un reciente informe publicado en Aleteia a cargo de Macky Arenas indica que “en 2016, el país registró 61.619 asesinatos, siete por hora, una cifra récord en materia de seguridad, según datos revelados por el Foro Brasileño de Seguridad Pública. Este indicador superó con creces el límite de 10 muertos por 100.000 habitantes que la ONU considera como violencia endémica, precisó el 11º Anuario Brasileño de Seguridad Pública presentado por la ONG en Sao Paulo. Para el último trimestre de 2017, 113 policías militares habían sido abatidos” en Río de Janeiro.
Este jueves estaba prevista una reunión con gobernadores estaduales para tratar el tema de la seguridad pública en el país, instancia que aparecía como clave para conocer si la medida iba más allá de un deseo y opinión personal, que hasta el momento ha sido motivo de múltiples comentarios tanto a favor como en contra.
